Revisionistas de marca

Siempre he sido mal cliente de los quioscos y dentro de las pocas golosinas que me llaman la atención nunca han estado los tan clásicos como estos días tan de moda Conguitos. Y aunque ya sabe que siento pasión por el chocolate –entiéndase que el de verdad y no los subproductos– las bolitas de cacahuete recubiertas con cacao y envasadas en una bolsa naranja con un negrito del Congo como reclamo nunca fueron mi fuerte de pequeño como sus parientes Lacasitos.

Pero no piense que esta falta de cariño hacia un producto nacional y que ha sido consumido por unas cuantas generaciones me sitúa al lado de los ignorantes que estos días vuelven a considerar racista el hecho de comercializar el producto con el dibujo de un aborigen negro, sonriente y de buena vida y abanderan una campaña para pedir su retirada. Campaña a la que dan coba muchos a cuantos ni les va ni les viene pero le hacen a la empresa un favor tremendo porque los hay que no comían Conguitos desde hace diez años pero estos días han hecho que se agoten.

Estas cosas son las que trae el disponer de cuentas abiertas en las principales redes sociales para verter todo lo que a uno se le ocurre.Pero hay revisionistas que tienen la piel demasiado fina y nunca se han comido una bolsa de Conguitos pero firman en papel mojado exigiendo que se sancionen. Cuando terminen la batalla con los Conguitos y el Cola Cao, que empiecen con el Ron Negrita o los Mulatitos y Morenitos que fabrica una empresa de dulces de la provincia de Valladolid porque también «ofenden» a quienes les sobra tiempo libre.

Después, que sigan con los animales de los envases de cereales Kellogg’s imitados también por las marcas blancas, los bizcochos ‘Pantera Rosa’, que si vamos al fondo de la cuestión también se las trae, los preparados para flanes de Mandarín que tienen un chino como imagen de empresa, el Anís del Mono, los brazos de gitano de todas las confiterías españolas, las rosquillas Filipinos porque a los asiáticos les podría parecer mal o los embutidos que hacen su publicidad con imágenes de cerdos porque deshonran a animalistas, veganos y a los de allí abajo al mismo tiempo.