Retazos de Siria

Nour, refugiada, espera que le permitan quedarse en León con sus tíos y poder estudiar arte. A través de sus collages de fotos narra el horror de su país

I. Herrera
18/03/2018
 Actualizado a 18/09/2019
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«Yo soy de Siria, mi ciudad se llama Swida, está en el sur del país; tengo tres hermanos, dos hermanas y un hermano, yo soy la pequeña. Una hermana ahora está Nigeria con su marido, mi hermano está en Ecuador, y mi otra hermana y mi madre viven en Damasco». Así comienza Nour Hamayel su relato. Lleva apenas dos meses en España, en León, y su capacidad de expresarse en castellano, a pesar de precaria, es sorprendentemente buena.

Actualmente está tratando de homologar sus estudios para poder estudiar un ciclo superior de Bellas Artes Ella, como sus hermanos, salió de Siria por la guerra. Estuvo en Hungría, pero esta joven de 19 años que es capaz de hablar de bombas sin borrar la sonrisay la dulzura de su cara, arruga el morro cuando se le pregunta por aquello. Lo pasó mal. Y a Siria no podía volver. Y no tenía más familia en Europa, tan sólo unos tíos en León, un matrimonio de refugiados que lleva ya cuatro años aquí. Así que ese fue su objetivo, reunirse con su familia, y aquí está, a la espera de que le resuelvan el poder quedarse con ellos como refugiada.

Es solicitante de protección internacional y, de momento, le se la han concedido por seis meses en los que no puede trabajar. Espera que le sea renovada entonces hasta que se resuelva su expediente. A día de hoy no recibe ninguna ayuda como refugiada pues haber seguido los cauces formales del proceso la habrían separado de sus tíos y eso no le gustaría. Cáritas le está acompañando en el proceso.

Como sus hermanos, tuvo que salir de Siria por la guerra, primero estuvo en Hungría, ahora vive en León Es difícil entrar en detalles sobre lo que está pasando en su país por la barrera del idioma, pero muestra un lenguaje que habla por sí solo. «Soy cristiana y en mi país y en mi ciudad hay gente que no quiere nada a los cristianos», explica Nour con una suavidad que contrasta con el horror que transmiten sus collages. Quiere estudiar Bellas Artes, es otro de sus objetivos. De momento está aprendiendo, y rápido, el idioma y, también con la ayuda de Cáritas, está tratando de homologar sus estudios para hacer un ciclo de grado superior. La inmensa mayoría de todos los que nos enseña, que son muchos, cuentan alguna historia.

A través de ellos habla de guerra, de dolor, de muerte, habla de su país, de Siria, y de ella misma. Lleva tres años haciendo estos fotomontajes, «todo con el móvil», y tiene material más que suficiente para dar cuerpo a una exposición, un sueño para ella.

Soy cristiana y en mi país y en mi ciudad hay gente que no quiere nada el cristianismo Le fascina el mundo del cine y es a eso a lo que, después de formarse, le gustaría dedicarse profesionalmente. Pensar en volver a Siria a día de hoy es imposible. Allí tiene a buena parte de su familia, con la que se comunica habitualmente, y por suerte ahora llevan unas semanas tranquilos, pero hace solo un mes caía una bomba muy cerca de su casa en Damasco. «Es muy duro», apunta al tiempo que reconoce que ella está muy tranquila fuera de Siria, y sobre todo en León, ciudad de la que le gustan mucho «sus edificios antiguos».




Imágenes que hablan

«Aunque el avión me siga partiendo, nada puede cambiar mi mente». Así explica el contenido de uno de sus fotomontajes que representa a la propia Nour. Su cabeza es la luna de las cartas del tarot, que simboliza tanto la ilusión como el miedo; su torso deja ver su interior; el centro de su cuerpo lo atraviesa un avión como los que tantas veces a escuchado lanzando muerte y destrucción, y sus piernas están metidas en agua. Pero no, nada podrá cambiar su forma de pensar, dice en este collage. Ése es sólo uno. Tiene muchos más, y sus historias...
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