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Réquiem por el agua

12/08/2021
 Actualizado a 12/08/2021
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La tierra ajada por el tiempo y el olvido seco dibuja el rostro de la provincia de Zamora. La mirada triste de la despoblación, la frente arrugada de la desesperanza y los labios apretados aguantando las palabras. En la inmensidad vacía del embalse de Ricobayo un hombre de negro interpreta el ‘Réquiem por el agua’. El folclore tradicional denuncia la realidad del presente porque todo pasó alguna vez antes y todo volverá a pasar alguna otra vez mañana. El músico Luis Antonio Pedraza toca sobre el puente de la Estrella, de ojos cansados y que mantiene el equilibrio torpe e inesperado del abandono. Pedraza saca la melodía de una tabla de lavar en un lugar donde ya no puede lavarse nada. La impotencia tiene una fuerza poética que se parece mucho a la belleza.

Iberdrola lleva meses vaciando el embalse de Ricobayo para producir energía eléctrica. A finales de marzo rozaba el noventa y cinco por ciento de capacidad y ahora apenas custodia un doce por ciento de agua. Una veintena de municipios protestan ante una situación que crea problemas de abastecimiento en lugares que sufren la paradoja de la sequía por culpa de la economía verde. El embalse vaciado ahonda la crisis de la España vaciada y no hay otro caso donde encaje mejor este término artificial y político, pero que en Ricobayo se torna preciso y descriptivo.

Esta es la profundidad del drama de mundo rural. Nadie se preocupa de verdad por conocer qué necesita para sobrevivir. Si los discursos de los ministerios, la Agenda 2030 o las recomendaciones comunitarias construyen futuro o tan solo apuntalan la agonía demográfica irremediable. La economía sostenible invade con gigantes molinos de metal los páramos, vacía los embalses para justificar estrategias políticas y hacer insostenible la economía de siempre. Si la economía verde tampoco es sinónimo desarrollo rural y también significa ruina, que siga tocando Pedraza su réquiem en el sediento eco de la desidia.
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