Republicanismo en serio

Alejandro Campillo Pestaña
28/08/2020
 Actualizado a 28/08/2020
Tras el golpe de confirmación del 23F, que vino a dotar de la legitimidad que el pueblo no pudo dar al Rey votando en 1978 un pack indivisible de democracia y monarquía, y las siguientes décadas de establecimiento del Estado del Bienestar y cierta prosperidad la Monarquía de la II Restauración ya tenía expiado el pecado original de su restauración franquista. Pero los Borbones siempre han tenido predilección por el dinero fácil y la poca ejemplaridad en cuanto se apartan del foco de la opinión pública.

La degradación de la imagen de la Monarquía desde 2012 hace insostenible para la clase dirigente española mantenerse sin sonrojo en la lealtad sin fisuras a la Corona. La abdicación de 2014 ha servido para poco, cuando en 2020, y en medio de la mayor crisis sanitaria, social y económica de nuestra generación, un Rey tiene que renunciar a la herencia de su padre; la Monarquía es ante todo simbolismo, cuando un Rey renuncia a su padre, simboliza que la institución monárquica de la continuidad esta corrompida.

Socavada la imagen de la Corona como institución aglutinadora de una sociedad diversa, y ofreciendo una imagen nada ejemplarizante, hacen que gran parte de la ciudadanía, cualquiera que sea su opción ideológica, se plantee la necesidad de tener que soportar en pleno 2020 con una institución medieval, que en las contadas excepciones que se mantiene en el mundo es por su verdadera labor de unión por encima de divisiones políticas, ejemplaridad ante la ciudadanía y nulos escándalos que agraven los problemas públicos de sus respectivos Estados.

La defensa de la monarquía que hacen desde la extrema derecha y la derecha no tiene sentido hoy día, esa derecha que se autodenomina meritocrática no puede defender la existencia de esta institución medieval que causa más inestabilidad que estabilidad al Estado y que corre riesgo de fracturar a la sociedad más de lo que lo está, ni mucho menos confiar la unidad de España al destino de una familia corrupta. El PSOE debe de hablarle claro a su electorado, no se puede ser republicano únicamente los 14 de abril y el resto del año ejercer de mayordomo mayor del reino, debe de liderar la apuesta seria por la república, dentro de la lealtad a la Constitución, también al capítulo dedicado a su reforma. Y Podemos debe dejar de hacerle tantos favores a los Borbones, proponiendo quiméricas repúblicas plurinacionales que no existen en el derecho comparado. Pensar que el cambio en la cabeza del Estado va a llegar sin atraer a la derecha es peligroso para la idea republicana.

Es necesario que PP y PSOE traten a los españoles como mayores de edad, se tomen en serio el Estado y negocien la transición hacia la III República, llamando al resto de partidos a un pacto previo entre los dos principales partidos del país.

La República vendrá si la izquierda quiere atraer a la derecha a las ideas republicanas, y ahí habrá que decidir, ¿qué República queremos que sea la III?
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