26/06/2023
 Actualizado a 26/06/2023
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En términos demográficos, la Región Leonesa presenta un crecimiento vegetativo negativo o, lo que es lo mismo, está en caída libre por su nimia natalidad, siendo trágico en la zona rural y arrastrando la estadística a lo peor de la llamada España vaciada. Algo que lleva implícita la despoblación asistiendo atónitos al cierre de escuelas, consultorios médicos y hasta, en lo social, se clausura el bar del pueblo.

¿Dónde está la solución? Nadie quiere pagar más impuestos, pero sería justo aplicar un canon a los grandes núcleos urbanos, desaforados consumidores de recursos energéticos, ¡que no producen!, para contribuir al mantenimiento del medio rural.

Sin olvidar que los pantanos, las centrales eléctricas, nucleares, térmicas, aerogeneradores o placas solares no se instalan en las calles de Madrid o de Bilbao, y sí en nuestros campos, montes y planicies, pero disfrutando ellos de la energía que producen. Además de tener los puestos de trabajo, bien remunerados, por ser la sede social de la compañía.

Lo recaudado se utilizaría para fijar población, ¡obvio!, mientras algunos lugareños serían empleados públicos al cuidado de nuestros tesoros medioambientales, gestionados por los Ayuntamientos.

Lo que supondría que, sin tutela ni tu tía, como lo hacen ahora, los visitantes deambularían a sus anchas por estos lares. Pero sería inevitable que les cante el gallo, muja la vaca o que huela a estiércol.

Nuestro crecimiento poblacional depende mucho de la emigración, que en su mayor parte procede de zonas cálidas como El Magreb o América Latina. Personas a las que León, con temperaturas bajo cero, no les resulta muy atractivo, prefiriendo Madrid, Cataluña, el Mediterráneo o las costas de los mares del sur.

Günter Grass: «Europa no debería tener tanto miedo de la inmigración: todas las grandes culturas surgieron a partir de formas de mestizaje». Salud.
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