Regalos con mensaje

En las páginas de compras que abundan por internet se pueden encontrar tantas tontadas y cosas inútiles como uno pueda imaginar. Y otros cientos de artículos para los que ni leyendo la descripción sería capaz de encontrarle una utilidad. Luego están los chismes que yo considero creados para crear necesidades innecesarias y que, aunque parezca un trabalenguas son eso: chismes que ni tiene ni necesita pero que alguien cree que su vida no será la misma cuando lo compre.

Muchos de esos artículos, que no llegan al euro y ahí está parte del éxito, se convierten en material de bazar chino y otros muchos en producto de catálogo de merchandising comercial para sacar dinero en un club o asociación y regalos promocionales de empresas o instituciones. En ambos casos, con una vida bastante corta bien porque se estropea o se rompe al día siguiente de estrenarlo, bien porque se pierde, bien porque al propietario deja de hacerle gracia y lo tira en el primer sitio que encuentra.

La cuestión es que estamos rodeados de basura de esta que no tarda en convertirse en basura en el sentido más literal de la palabra. Pero hay artículos que aunque sean metralla, son ingeniosos y más ingeniosos todavía los mensajes que acompañan al objeto. Como una pelota antiestrés con forma de guante de boxeo que regaló por Navidad un bufete de abogados a sus clientes o posibles clientes con la intención de tener un detalle y hacerse promoción.

La pelota, al fin y al cabo, un chisme del ‘todo a cien’ o del bazar chino como le comenté antes. Pero el mensaje escrito en una tarjetita dentro de la caja era simplemente extraordinario. Tan extraordinario como los mecheros de la funeraria de Santa María del Páramo que han dado la vuelta al mundo por su certero y directo «Siga fumando tranquilo; nosotros no tenemos prisa». Estos otros, los abogados que regalan pelotas que no sabemos efectivamente si funcionan para relajarnos y liberar tensiones gracias a la relajación muscular, dicen: «La mejor manera de usar esta pelota antiestrés es lanzarla directamente a la cabeza del que se lo está causando». Y la dirección y el teléfono.