Refugio de los libros en el Valle de Luna

Rabanal de Luna acaba de inaugurar su Biblioteca, en la antigua Casa Concejo

Estefanía Muñiz Villa
27/08/2021
 Actualizado a 27/08/2021
Vista exterior de la Biblioteca de Rabanal de Luna en la antigua Casa Concejo.
Vista exterior de la Biblioteca de Rabanal de Luna en la antigua Casa Concejo.
Hace poco en uno de esos largos ratos que paso en la biblioteca de mi padre encontré dentro de una edición especial de “El tiempo perdido” una carta manuscrita por mi tía abuela dirigida a mi abuela Emilia y que ésta nunca llegó a abrir a juzgar por el sobre, perfectamente sellado.

Abrí la carta con cierto temor reverencial y según avanzaba a través del texto se fueron abriendo paso anécdotas, secretos cotidianos y la sensación devastadora del paso de un tiempo que se ha llevado a muchos de los que allí aparecían como protagonistas de las cuitas familiares.
No obstante, después de esa primera ráfaga de nostalgia, aprecié el hecho de haber encontrado ese documento, al igual que valoro y busco los subrayados de mi padre que me guían en las lecturas, como signos o señales desde otro mundo.

Los libros tienen ese don, el de atesorar historias y ser, además, objetos y cajas de secretos. Donde hay libros hay menos violencia, menos vacío, más empatía.

Por eso me he alegrado tanto al descubrir que, en Rabanal de Luna, el pequeño pueblo de los veranos de mi infancia, se acaba de inaugurar una biblioteca.

Rabanal de Luna es el último pueblo del Valle de Luna antes de entrar en la Babia baja. Recostado en el Valle del río Luna que acoge ocho pueblos, Rabanal avanza hasta el otero de Pruneda donde está enclavada la ermita de Pruneda se alza sobre la carretera, sobria y anacrónica frente al ribazo del río bordeado de chopos.

Rabanal es un enclave desconocido para el turista convencional y se esconde a ojos profanos ya que para descubrirlo hay que detenerse junto a la carretera y cruzar por el puente hacia su interior, dejando a la espalda el río y La Serrona.

Se debe se seguir por el camino central que se ha venido a llamar “Calle de los Machugales” algo que siempre me ha llamado la atención ya que la senda polvorienta (y encantadora) poco tiene de las calles que todos transitamos en las urbes.

Entre praos y vegas, bordeados de muros terciados de musgo y aspirando el perfume a romero, tomillos rastreros y genciana, que inunda todo el pueblo, se deja atrás el alto El Castro para girar a la derecha y desviarse de la subida hacia la parroquia de San Salvador y las veredas frondosas, llamadas Travesales, que nos llevarían al puente de Sena y a Abelgas.

Tan pronto giramos se aparece ante nosotros el edificio vetusto de la antigua escuela, allí donde ahora está enclavada la nueva biblioteca. Esa escuela había sido la Casa Concejo de Rabanal y la escuela funcionó hasta los años 80 en que, debido a la escasez de niños, ésta se clausuró y los pocos niños que aún pasaban el curso escolar en Rabanal, comenzaron a acudir a la escuela de Huergas de Babia.

A día de hoy el pueblo de Rabanal mantiene en invierno a unas siete personas, una cantidad que aumenta sustancialmente en verano, cuando la media está en doscientos veraneantes.

Su alcalde actual Jesús Merino, decidió que los libros y el cine tuviesen cabida en la vida de este pueblo, al igual que en su día se arriesgó el catedrático Ramón Álvarez que abrió por su cuenta la que ahora es biblioteca de Abelgas.

Nos cuenta Merino que la rehabilitación de la Casa Concejo en 2020 dejó al descubierto los valiosos muros de piedra caliza que estaban tapados por gruesas capas de cemento. El resultado es un inmueble de piedra y ladrillo visto con una estancia en la que conviven mas de mil títulos, la mayoría donados por la propia familia del alcalde y por la Diputación de León.

Es una estancia acogedora que invita a leer y a reunirse alrededor de un café. Explorando entre anaqueles encontramos títulos en abundancia, tanto de nuestra literatura como de autores extranjeros. La clasificación distingue entre novela, ensayo, viajes, cocina, psicología, política…además de una nutrida colección de literatura infantil.

Una enorme pantalla plana suscita nuestro interés y Merino nos cuenta que se organizan sesiones de cine al aire libre en el prao de la escuela, un espacio abierto entre chopos abedules y fresnos, en el que recuerdo haber asistido hace años a un tradicional baile chano y que antaño debió estar lleno de nenos jugando a la vaca choira y a la tarusa.

Preguntamos si hay ciclos o alguna programación concreta y la respuesta, acompañada de una gran sonrisa, es que los vecinos votan y se ve lo que la mayoría quiere.

Antes de salir nos fijamos en la fotografía antigua que preside la sala, un retrato en blanco y negro de Paulino García Gago, el fundador de la antigua escuela y de otras en el Valle de Luna, un personaje querido, benefactor del Valle y de sus gentes.

Hacemos el camino de vuelta en silencio, escuchando a los grillos y el murmullo del río. Los saltamontes y las mariposas nos salen al paso, ignoran nuestra presencia. Vamos a tomar un vaso de sidra, dice alguien. Nos sentamos en el poyo de la puerta que está tibio por sol diurno. Esperamos a que salgan las estrellas que desde la montaña se ven como una manta cuajada y brillante. Siento, una momentánea sensación de felicidad absoluta.

*Para los que queráis saber más acerca de la biblioteca de Rabanal de Luna, concertar visitas o donar libros, el correo habilitado al efecto es
rabanaldelunajv@gmail.com
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