Refugiados, un drama que "no acaba nunca"

Un total de 233 personas solicitaron en 2021 protección internacional en León

Cristina Centeno
30/03/2022
 Actualizado a 30/03/2022
En 2020 pidieron asilo en León personas de 16 nacionalidades diferentes. | EP
En 2020 pidieron asilo en León personas de 16 nacionalidades diferentes. | EP
El éxodo masivo de ucranianos que huyen de la guerra ocasionada por la invasión rusa ha vuelto a poner sobre la mesa el drama que viven los refugiados. A consecuencia de conflictos bélicos pero también por persecuciones de tipo político o amenazas por motivos raciales o de género, miles de personas se ven cada año obligadas a dejar su tierra y buscar un lugar seguro. Tras llegar a España, pueden regularizar su situación a través de la solicitud de protección internacional. Según los datos del Ministerio del Interior, durante el pasado 2021 fueron 233 las personas que iniciaron el trámite en la provincia, un descenso cercano al 30 por ciento frente al año anterior, cuando se registraron 327 peticiones. Precisamente en 2020, los solicitantes procedían de 16 nacionalidades diferentes. Casi la mitad(155) llegaron desde Colombia y 107 eran venezolanos. Además, en ese año pidieron asilo 16 personas de Honduras, once de Nicaragua y otras once de Ucrania.

Una vez aquí, Accem y Cruz Roja trabajan de forma coordinada con el colectivo a través de diferentes convenios financiados principalmente por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. La primera asociación comenzó a trabajar en 1992 y es la puerta de entrada, ya que gestiona ocho recursos de acogida en la provincia que están destinados a personas solicitantes o beneficiarias de protección internacional. La guerra de Ucrania ha provocado que estén desbordados de un trabajo que no ha cesado en sus tres décadas de historia. Dentro de su red de centros de acogida a refugiados, en la provincia cuenta con siete recursos en León y uno más en Astorga, con un total de 72 plazas. A través del programa de primera acogida, el año pasado atendieron a un total de 301 personas en oficina, de las que 156 fueron derivadas de otros territorios, la mayoría del campamento Las Raíces de Accem en Las Palmas de Gran Canaria. De ellos, 168 personas fueron beneficiarias de los diferentes dispositivos que la asociación tiene en León, 162 en el centro de acogida de Pradorrey y otras seis personas en un hostal en la capital.

A ese proceso le sigue la primera fase de acogida temporal, para la que cuentan con 36 plazas en León distribuidas en siete viviendas, con un total de 75 usuarios el año pasado, la mayoría de ellos hombres (61 frente a 14 mujeres). El número de personas que pasan por este recurso crecerá previsiblemente este año ya que desde enero han sido ya 46 los usuarios. Mali y Marruecos son las nacionalidades predominantes, pero también hay personas de África subsahariana o de América Latina.

«Los centros de acogida ofrecen todos los servicios profesionales para la atención integral y de emergencia que requieren las personas refugiadas, donde se les proporciona atención y acompañamiento», explican desde Accem. Por su parte, Cruz Roja en León atendió a 129 personas dentro de su programa de refugiados y asilo en 2021. A ellos se suman 40 más en lo que va de año.

Además de verse obligados a dejar su país de origen, muchos se encuentran con el hándicap del idioma, un obstáculo que desde Accem y Cruz Roja tratan de rebajar con formación. También hay itinerarios a través de los que orientarles al mercado laboral. El fin último es que puedan alcanzar la autonomía personal. Un proceso largo al igual que el que tienen que seguir desde que solicitan la protección internacional hasta que reciben la contestación definitiva y su situación se ve, al fin, completamente regularizada. Dos o tres años en los que su futuro pende de un hilo, ya que seis de cada diez solicitudes resultan desfavorables.

Karina, una nicaragüense que ha obtenido asilo en León hace poco más de un año, lamenta que la historia se repita y el drama de ser refugiado no cese: «Parece que esto no va a acabar nunca».
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