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Refugiado Bárcenas

05/09/2015
 Actualizado a 07/09/2019
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Algunas localidades de Castilla y León, entre otras del resto del país, se preparan para acoger refugiados del conflicto sirio. La foto del pequeño Aylan Kurdi, de tan solo tres años, muerto en la costa turca cuando intentaba llegar junto a su familia a la isla de Kos, parece que ha terminado de despertar la pobre conciencia europea. Algunos países nórdicos empezaron a abrir sus fronteras para los huidos de la guerra y tras coronar cabeceras de todo el mundo parece que Aylan va a conseguir salvar muchas vidas. Acción – reacción; así de mal funcionamos los terrícolas bajo la atmósfera.

Ayuntamientos de algunas localidades de la provincia de Palencia ya han emitido su disposición a proporcionar sustento y refugio a las víctimas sirias. Esperemos que pronto se sumen muchos más, entre ellos el de Astorga, La Bañeza, León… por qué no. Lo global afecta a lo local. Cada vez más. Ahí lo dejo. La cuestión es saber si estamos preparados mentalmente para ello. Recursos sobran. Jordania, con menos, sin apenas agua potable para sus propios súbditos tiene más de un millón de refugiados palestinos. Una imagen que no olvidaré fácilmente. Sus fronteras abiertas, su espíritu dispuesto.

Mientras tanto en la capital maragata tenemos otro tipo de ‘refugiados’, evidentemente con mil comillas, que vienen al fresco del Teleno, para aliviar los calores madrileños que da el asfalto, los juzgados y las cabeceras nacionales, no tanto la mala conciencia, que esa provoca sudores, pero que algunos apagan fácilmente con un gintonic. El señor Luis Bárcenas, ex tesorero del Partido Popular, visita estos días la tierra de su mujer, Rosalía Iglesias, que según me cuentan hacía que no se la veía por la muy leal. El sábado pasado tomaban el aperitivo en el bar del jardín de la Sinagoga, también se les ha visto ‘terraceando’ estos días atrás por la Plaza Mayor. Las fotos corren por los teléfonos de los astorganos, aunque no verán tras este artículo ninguna, se lo voy anticipando.

La comidilla del ‘refugiado’ Bárcenas es vox populi en la villa y las especulaciones brotan como setas en Tabuyo. Qué hace, por qué está, con quién está… todo se dice, de todo se habla…pero como todo, y como siempre, ahí volvemos a demostrar que somos unos paletos. No seré yo quien defienda a este sujeto, ni a su partido, ni la corrupción que lo rodea todo, pero cierto es que Luis Bárcenas es una cosa, su mujer, también bajo sospecha, otra y su familia una tercera bien distinta.

Y es que la mediocridad supera lo fácilmente imaginable en ciertas ocasiones. La familia (política) astorgana del que fuera responsable de los sobres del partido hoy en el poder no los repartió, ni ayudó a hacerlo, ni tampoco falsificó las cuentas, ni las escondió, ni redactó la contabilidad ‘b’…Sin embargo tuvieron que soportar las inquisitivas miradas de muchos durante infinitos meses. A penas sin salir de casa, estigmatizados por parentesco; algunas personas en la ciudad quisieron convertir esto en Puerto Hurraco, negando saludos, ofreciendo miradas desafiantes, saltando de banco en la iglesia para no coincidir. El relato que pude escuchar hace algún tiempo de esa parte de la crónica negra astorgana me revolvió las tripas. El culpable a la cárcel, con el resto, al menos, respeto. Que una cosa es una cosa, y otra, otra.

El refugio de Bárcenas en Astorga casi coincide con el exilio de sus parientes maragatos, y eso está muy feo señores.

Pero no puedo dejar de pensar lo que es un refugio para unos, y lo que es para otros. El mundo está hecho para los sinvergüenzas, de eso no hay duda. Unos se guardan al fresco de un vermú, con mil cuentas pendientes pero con las suyas bien llenas en Suiza. Mientras otros buscan un lugar lejos del horror, huyendo de un conflicto y muriendo en una playa, habiendo sido robados para conseguir un pasaje a la nueva vida, a la Europa de los caraduras y mentirosos. Y es que, como señalaba días atrás otro joven sirio: «nosotros no queremos ir a Europa, queremos que paren la guerra, solo paren la guerra».
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