18/10/2016
 Actualizado a 09/09/2019
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Parece claro que la voluntad del pueblo español es que los políticos se pongan de acuerdo, mediante el diálogo, para procurar el bien de los españoles. No se trata de derogar sin más las leyes existentes, sino de tratar de mejorarlas. Una de ellas sería la de la llamada ‘Reforma laboral’.

Ciertamente para que sea más fácil la creación de puestos de trabajo es necesario que haya una determinada flexibilidad a fin de que las empresas no tengan que cerrar. Y se dice que, gracias a esta reforma, se están creando muchos puestos de trabajo. Por la tanto no parece ni lo más prudente ni lo más conveniente la derogación de esta ley. Sin embargo no es menos cierto que en nombre de esta reforma se están cometiendo grandes abusos. Hay empresas que obtienen suculentos beneficios sin que éstos repercutan en el trabajador. Más aun, algunas son capaces de cerrar para ubicarse en otros lugares en los que pueden permitirse el lujo de explotar aún más a los trabajadores.

Hay muchos trabajos bastante rentables, cuyos empleados no llegan ni en broma a mileuristas o se quedan en mileuristas pudiendo obtener un salario más digno. Sobran contratos basura o contratos que no se corresponden con la realidad. Figuran como de media jornada, pero los empleados tienen que trabajar muchas más horas. En resumen, que hay muchos abusos y mentiras.

Pues bien, esto es lo que habría que corregir. Y, aprovechando que ahora no hay mayorías absolutas, es el momento de poner sobre la mesa aquellos fallos que es preciso evitar y eliminar. Se supone que aquellos que dicen que hay que derogar la reforma laboral lo dirán por algo. No se trata de quitar la ley, sino de ver cómo corregirla de una manera realista y sensata, de presentar alternativas serias.

Ya sabemos que no es lo mismo predicar que dar trigo, o sea, que no es lo mismo hablar desde el idealismo de la oposición que desde el realismo fundamentado en la experiencia de gobierno. No obstante, entre personas de buena voluntad que miran más el bien común que los intereses particulares o de partido se debería llegar a un acuerdo.

Probablemente sería un buen instrumento de trabajo abrir un buzón de sugerencias en el que aquellas personas que se sienten maltratadas por la actual ley pudieran expresar sus quejas y experiencias negativas, sin miedo a represalias, o lo que es parecido, denunciar los abusos a que se ven sometidos, de forma que se pueda mejorar la legislación y que se ponga en evidencia y se castigue a los abusadores.
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