victor-velez.jpg

Reencuentros en la tercera fase

18/06/2020
 Actualizado a 18/06/2020
Guardar
Uno de los fenómenos más paranormales que nos ha dejado el coronavirus es el de un leonés medio sin pisar los bares durante meses. Y es que por el ‘Planeta Cazurro’ ronda cada satélite... De hecho, tengo algún que otro amigo, llamémosle ‘obni’ (objeto bebedor no identificado), al que a menudo le aconsejo montar un bar. Y luego, por si le fuera mal, le recuerdo que siempre tendría la opción de abrirlo al público.

Esta es la provincia con más tabernas, cantinas, tascas, chigres, pubs, llámalo ‘segunda residencia’, por persona de toda España. A millones de años luz de la siguiente. Se encuentren en nuestra órbita habitual o no, los bares son parte inseparable del paisaje y paisanaje leonés. Nos presta eso de quedar abducidos por la vía láctea del primer café de la mañana... y también por las dos copas de más en un ‘Supernova’ de ‘after hours’. Buscamos por instinto la comprensión de ese extraterrestre del otro lado de la barra que, pese a tener una jornada bastante más agotadora que la nuestra, siempre nos pregunta si tuvimos un día duro. Psicólogos, seguratas, tertulianos... Camareros vaya, pero es que los turnos de 15 horas dan para mucho. No sé si es la ufología quien los tiene que estudiar, pero desde luego que son de otro planeta. Hombres y mujeres, currantes en apuros todos, con los que reencontrarse en esta tercera fase.

Cada vez queda menos para que vuelvan esas tardes tan leonesas de ponernos ‘románticos’ y luego ‘húmedos’. Vale sí, muchas veces eran al revés. No sabemos exactamente cuándo, pero regresarán las noches en las que un avistamiento alienígena era lo menos insólito, las crónicas marcianas del ‘yo iba a tomar una pero me liaron’ y aquellos turistas que sacaban más fotos a las tapas que a la Catedral.

Durante el confinamiento, quien más quien menos se imaginó terminar su particular ley seca como Eliot Ness: tomando una copa en ‘Los intocables’. En esos bares en los que un día clavamos nuestra bandera de barra y de estrellas (‘Galicia’, ‘Damm’, las cinco de ‘Mahou’ o las de quien hiciera falta). Ahora, con la prudencia de un astronauta del Apolo 11, debemos volver a dejar nuestra huella en ellos. Cruzar de nuevo su puerta puede que sea solo un pequeño paso para el hombre... pero será un gran paso para el del bar.
Lo más leído