Recuerdos de agua

Los pies se juntan con los recuerdos de los vecinos de Bárcena del Río, pueblo bajo las aguas del pantano, que hicieron de este recorrido, la ruta de los Romeros, el acceso a sus cultivos. A ellos y a los de Posada del Río van estas pisadas de la cuarta ruta

Mar Iglesias
26/07/2018
 Actualizado a 19/09/2019
El paisaje que queda bajo los pies es espectacular, siempre marcado por las venas del agua. | M.I.
El paisaje que queda bajo los pies es espectacular, siempre marcado por las venas del agua. | M.I.
Siempre al lado del Sil. Ese es el dogma de una ruta recuperada hace solo unos años, cuando en 2015 el Ayuntamiento de Ponferrada y el Consejo Comarcal del Bierzo quisieron destapar el espíritu vivo de sus caminos. Y así se volvió, de regreso, a ese camino de Ponferrada al pantano que se abraza al Sil desde el principio, en el Museo de la Energía y sigue adelante con altos y bajos sobre arenisca, pero siempre escuchando el salto del agua.

Las instalaciones de la fuente del Azufre inician el camino de unos nueve kilómetros y con distintos desniveles, en algún caso fuertes pero breves. Las antiguas tuberías de agua serpentean en paralelo a nuestros pies, que avanzan dejando la ciudad, pese a tenerla a escasos pasos.

Con esas pequeñas curvas de nivel nos ponemos a caminar, alertados por el crecimiento de la vegetación. Y es que la senda se ha cegado por momentos en las últimas semanas, debido a la maleza crecida al calor de las lluvias, pero el camino sigue marcado y pronto llegamos a unas ruinas sobre las aguas, donde se coloca un belén enrocado y escondido, tal vez como un guiño para pedir que el Sil siempre nos de la mano.

El paseo es agradable y enseña sus pequeños bosques de robles y pinos, hasta ponernos a ras de las aguas, donde incluso encontraremos algún bucólico banco de madera que nos llama a tomar aire entre el agua y la tierra. Con la energía de los dos elementos, seguimos camino. Habremos pasado bajo el viaducto de la A-6 y bajo el puente de la N-VI, volviendo a mirar al pasado y al progreso que los de Bárcena del Río no vivieron.

Un recuerdo dilatado nos ata a ellos por este recorrido que pisaron primero. Y a ellos y a los vecinos de Posada del Río, se les recuerda cada año desde la Asociación de Romeros del Pantano. Son aquellos vecinos que permitieron que sus recuerdos quedaran sepultados por las aguas, balanceándose en las olas desde 1958. Los que cogieron las maletas y entre lágrimas dejaron cuna y ataúd secos para verlos después reflejados en un pantano...realmente, si de progreso sabe alguien algo, son ellos.

Sesenta años rezando a los muertos que se quedaron en sus cementerios, con una plancha de hormigón por encima colocada para que las aguas no los devolvieran del más acá. A ellos les recuerdan los romeros, los mismos que dan nombre a la ruta, los que cada año entregan pétalos de flores al pantano, por si los pueblos tienen cielo que aromatizar. Sesenta globos quisieron dedicar este año a ese tiempo bajo las aguas, con un San Roque que en barca encontró a la Magdalena, las dos imágenes de esos pueblos quesiguen procesionando para que la memoria no se la juegue.

No es posible olvidarlos, cuando se siente uno pisando las huellas de los romeros, escuchando las aguas.
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