Recuerdo de El Escorial

05/02/2016
 Actualizado a 02/08/2019
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La mejor biografía de cada uno se escribe desde el olvidado desván de la infancia, abriendo el baúl de los recuerdos como Karinas de tres al cuarto. Detrás de cada muñeca, máquina de escribir, letrero de Anaical, mapa físico y político de España, la Enciclopedia o los cuadernos de caligrafía... hay una historia, más bien muchas historias, una biografía.

Además de lo que la imaginación añada, que el tiempo se convierte en el mejor aliado de los sueños y quien mejor borra los malos recuerdos, los amaneceres sin calefacción, aquellas prisas por lavarse la cara con agua helada para ir a la escuela caminando sobre la nieve.

Una muñeca no es una muñeca es la memoria de tu hermana, de las horas mirando para sus amigas, vigilando sus movimientos, de ver su figura saltando a la comba o a la goma.

La máquina de escribir es la memoria de los primeros pasos para ser «un hombre de bien», el recuerdo de los dedos aporreando aquellas teclas que apenas dejaban huella en el papel pues la cinta nunca iba sobrada de tinta. Así conocerás a quienes con ellas aprendimos pues le damos tales mazazos a las teclas del ordenador que está documentado que hay teclados que gritan «¡cuidado, más suave!».

¿Y quién no ha tenido sobre la tele aquel ‘Recuerdo de El Escorial’ en el que está escrita la memoria de los tiempos en los que no eras libre ni para decidir el destino de la esperada excursión de la catequesis?
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