Álvaro se crió en el medio rural, ayudando cuando era necesario en la explotación de ovino de su familia.Adora la naturaleza y es un chaval muy ligado a la tierra pero no a una en concreto y por eso después de prepararse para trabajar en el circo en Madrid, no dudó en coger el petate y viajar. La vida se la ha ido ganando como temporero. Medio año en el campo, medio año en el circo. Su última aventura ha sido en Canadá recolectando cerezas. Dos meses en los que su jornada laboral comenzaba a las cuatro de la noche y acababa a las doce del mediodía. "Al principio pensaba que iba a ser más fácil que la uva, pero también hay que saber hacerlo y me costó unos días pillar el truco de la recolecta", explica. Al día recogía una media de 20 cajas de "cherrys" -para él ya no son cerezas y se refiere a ellas siempre en inglés- y por cada una de ellas recibía 5 dólares. "Económicamente merece la pena ser temporero pero todo depende de lo que dure la estancia", reconoce. Subido a una escalera se pasó las jornadas laborales en Canadá, y no con poco calor. "Me caí solo una vez, pero es complicado", dice él que es un hombre de circo.
A Canadá llegó después de un periplo por Colombia y México. Allí estuvo en contacto total con la naturaleza pero no con el campo. Ahora volverá a las andadas pero en otro país: Francia. Álvaro ya conoce bien el país vecino porque han sido cuatro vendimias allí, tres de ellas en Burdeos. "Lo que recomiendo a la gente es que vaya informada para que al llegar al país de destino no se encuentren con sorpresas o con situaciones laborales que no esperaban encontrar", dice este experto trabajador temporero que también ha recogido manzana en el centro de Francia.
Le cuesta encontrar el lado malo del trabajo de temporero porque para él lo mejor es moverse, viajar y conocer gente. "Soy muy de ver la vida en positivo y puede siempre lo bueno", reconoce Álvaro. Y el campo le ayuda a vivir más allá del negocio de ovejas familiar, núcleo al que no se plantea volver por el momento y seguirá su vida de temporero unos años más según el mismo relata. De momento la próxima parada para él será Francia, la misma que la de otros 15.000 españoles que se prevé que viajen al país vecino.