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Receptividad a las sandeces

09/12/2015
 Actualizado a 16/09/2019
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Te apuesto...» con este argumento comienza Unamuno uno de sus mordaces artículos, argumento ad pecuniam, que apele a la bolsa, sólo superado en eficacia dialéctica por el «te doy unas...», argumento baculinium, que apele al garrote. Hoy en día, sin embargo, en cualquier discusión está más extendido el uso del «lo he leído en un informe».Un informe viene a ser el argumento de autoridad –magister dixit– que ha venido a sustituir aquella otra autoridad sacrosanta que se atribuía a los informativos: «Lo he visto en el telediario».

Desde que hay tantos telediarios como empresas que los pagan o gobiernos autonómicos, los telediarios han perdido prestigio como fuente de veracidad y peso capaz de inclinar el fiel de la balanza de las apuestas tabernarias. Se prefiere ahora la fiabilidad de un buen estudio, por lo aséptico y objetivo que parece, mucho mejor si lleva el sello de una universidad, más aún si ésta es extranjera. No deberíamos olvidar, no obstante, que la mayoría de estos estudios son financiados por empresas y que en muchos casos los estudiosos les permiten un margen suficiente para orientar o dirigir las conclusiones en función de sus propios intereses.

Unos investigadores de la Universidad de Waterloo en Ontario, Canadá, se han molestado en elaborar un estudio, en el que han participado 850 voluntarios y que, según Gordn Pennycook, jefe del proyecto, demuestra que las personas que «comparten» en las redes sociales citas aparentemente profundas –«una persona mojada no teme a la lluvia»– u obviedades –«un recién nacido requiere atención constante»– «son menos reflexivos, tienen resultados más bajos en cuanto a capacidad cognitiva –aritmética, verbal e inteligencia fluida–, son más propensos a las confusiones ontológicas y a la ideación conspirativa, son más propensos a tener creencias religiosas y paranormales, y son más propensos a apoyar la medicina complementaria y alternativa».

Puestos a compartir, prefiero la cita que mi amiga Vanessa tiene como lema en su móvil, atribuida a Anibal antes de que cruzara los Alpes: Aut viam inveniam aut faciam. Encontraré un camino o abriré uno.

Y la semana que viene hablaremos de León.
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