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Razonas como un jato de año

22/07/2018
 Actualizado a 17/09/2019
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Pudiera suceder —viniendo de mí la verdad es que yo no me fío nada— que hoy no consiguiera llegar al final de este basamento que llaman faldón, que os encontréis con unas cuantas lineas en blanco. Aprovechadlas y escribid ahí lo que os parezca, que no siempre voy a tener que razonar yo; que ya os digo que el añorado Sidoro, el del Bar Casa Isidoro, cada vez que veía que cogía el palo de hablar como la gente mayor ya decía: «Razonas como un jato de año».

Que igual no era mala idea que os deje todos los días un cacho página y ahí os explayáis, siempre que os ajustéis a las normas que yo impongo para este basamento que técnicamente llaman faldón. Y eso es innegociable, o lo aceptáis o no escribís: «Podéis hablar de lo que se os ponga en las narices y si faltáis... pues faltad, que más nos faltan ellos y aguantamos como si hubiéramos hecho algo, que no es el caso».

Vuelvo al suco, que me esnorté. Venía la duda de llegar al final del todo porque en la noche —larga— de ayer fueron las santísimas patronales de Santiago Apóstol, que este año cae en Santiago, y vino una orquesta que nos abdujo de tal manera que los siete efectivos del cuartel de la guardia civil —la zona más poblada del pueblo, lo que llaman los chalets de Roldán— no daban abasto a recoger sucedidos, ningunos de arma blanca, nada que preocupar, ni siquiera de arma negra, ni siquiera cuatro hostiazos a mano abierta, que no... fue cosa de las luces. Primero denunció el cura que se creyó lo de que íbamos a tirar la iglesia porque no daba vuelta el camión; después los boñiqueros a extinguir denunciaron que estaba muy alto el sonido cuadrafónico porque se escuchaba mejor en la cuadra que en el baile y las vacas no daban leche; después llamaron desde Pontedo y Almuzara que había un OVNI volante y no identificado sobre las crestas de Bodón y unos extraterrestres se contorsionaban; después uno de Lavandera muy de la causa quería firmar a favor de Pablo Casado porque aquel estaribel tenía que ser algo para salvar a España, los ecologistas querían subir al nido de la cigüeña a ponerle cascos...

¡¡¡Ostia!!! El final.
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