Afrontar el nuevo disco de Rayden como un ejercicio de rap llevará al receptor a un fracaso asegurado. Escucharlo pensando en un trabajo pop permitirá disfrutrar mucho más un trabajo que ya desde la lista de colaboraciones lo lleva a esa esfera. Hay que reconocerle la voluntad de juntar dos mundos que ya son uno en otros lugares, pero que en España parecen mantenerse alejados. Porque a nadie le extraña ver en Estados Unidos juntos a Lil Wayne y Sia, pero sí aquí (con toda la distancia con la que debe tomarse la comparación) al propio Rayden y Pablo López, que firma una de las colaboraciones junto a Iván Ferreiro, Bely Basarte, Andrés Suárez y Rufus T. Firefly. Sin embargo, lo que como concepto es interesante termina quedándose en tierra de nadie, en lo que parece un artista creado a modelo de un mercado necesitado de música urbana sin escaparse del indie más superficial o directamente de los grandes vendedores de discos. Tampoco es que Rayden sea el mejor letrista ni su voz (cada vez se parece más a la de Serj Tankian) la que más se preste a alcanzar a los amantes del hip hop. Es por eso que no encontrará este disco fans a un lado y al otro del muro, pero al menos permite echarse a la cara algo distinto en un panorama bastante lineal. Especialmente reseñable ‘Mangata’, la colaboración con Rufus T. Firefly.
Rayden - Sinónimo
Entre dos tierras
10/02/2019
Actualizado a
19/09/2019
Afrontar el nuevo disco de Rayden como un ejercicio de rap llevará al receptor a un fracaso asegurado. Escucharlo pensando en un trabajo pop permitirá disfrutrar mucho más un trabajo que ya desde la lista de colaboraciones lo lleva a esa esfera. Hay que reconocerle la voluntad de juntar dos mundos que ya son uno en otros lugares, pero que en España parecen mantenerse alejados. Porque a nadie le extraña ver en Estados Unidos juntos a Lil Wayne y Sia, pero sí aquí (con toda la distancia con la que debe tomarse la comparación) al propio Rayden y Pablo López, que firma una de las colaboraciones junto a Iván Ferreiro, Bely Basarte, Andrés Suárez y Rufus T. Firefly. Sin embargo, lo que como concepto es interesante termina quedándose en tierra de nadie, en lo que parece un artista creado a modelo de un mercado necesitado de música urbana sin escaparse del indie más superficial o directamente de los grandes vendedores de discos. Tampoco es que Rayden sea el mejor letrista ni su voz (cada vez se parece más a la de Serj Tankian) la que más se preste a alcanzar a los amantes del hip hop. Es por eso que no encontrará este disco fans a un lado y al otro del muro, pero al menos permite echarse a la cara algo distinto en un panorama bastante lineal. Especialmente reseñable ‘Mangata’, la colaboración con Rufus T. Firefly.
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