Rapaces que apuntan maneras

03/05/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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Pocas mentiras se han repetido con más frecuencia y poniendo voz de que quien lo dice se lo está creyendo: «Hay que apostar por la Formación Profesional».

Y, mientras tanto, en La Robla un centro de élite sigue luchando por un futuro que le vinieron negando los mismos que pronuncian la frase. Y, mientras tanto, en muchos institutos amenazan a «los malos alumnos»con que van a acabar en un módulo de Formación Profesional.

Estas cosas pasan porque nadie pasa por muchos centros de FP, nadie se fija en cómo trabajan allí, nadie repara en que la vida real está en esas aulas mucho más presente que en ninguna otra parte. Allí los chavales van sacando adelante proyectos con la misma imaginación que lo hicieron sus abuelos en tantos pueblos y fábricas. Unas veces sentados a los teclados de un ordenador y creando un moderno proyecto y otras veces a pie de obra convirtiendo una botella de Gordon’s en el artesanal depósito de esa moto que van construyendo con piezas sacadas de aquí o allá, que han sobrado en un taller o en un botellón universitario.

Porque, puestos a reciclar, el invento de estos alumnos de los Franciscanos también evita el amanecer de fiesta lleno de botellas vacías.

En fin, que son rapaces que apuntan buenas maneras, a pesar de lo que digan quienes jamás han creído en ellos.
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