Son ingredientes que, por lógica, podrían hacer de la calle Rañadero una rúa tremendamente viva, activa, rica, evocadora, floreciente y de continuo movimiento. Atractiva y cómoda para residir, para pasear, para comprar, para visitar o descansar.
Sin embargo, su estampa actual se asemeja más a la de un suburbio o un barrio marginal de una urbe que a cualquier otra cosa. Lleva muchos años en muy mal estado, pero con el paso de los meses se convierte en un vial cada vez más lóbrego e incluso, peligroso.
Los planes especiales del casco antiguo de la ciudad no le han servido de mucho a la calle Rañadero. Cualquier vecino o visitante que la transite de arriba abajo o viceversa puede contemplara cada lado de esta calle muros completamente grafiteados, fachadas desconchadas, repisas que se caen a trozos, edificios en ruina, solares con maleza, puertas tapiadas con bloques de hormigón, ladrillos o tablas. Rejas que cierran unos locales que rebosan basura y malos olores, andamios, ventanas rotas, vallas metálicas, suciedad... Esa es una de lasimágenes que los caminantes de la Ruta Jacobea se llevan como recuerdo de la ciudad de Ponferrada desde hace ya demasiado tiempo, sinque los gobiernos municipales de los últimos años hayan resuelto prácticamente nada al respecto de esta situación.
El equipo de gobierno actual había anunciado a principios de legislatura un inventario de edificios y recursos de la calle Rañadero para ver como actuar en él. Casi un año después, y sólo a raíz del derrumbe esta semana de un muro de una de las bocacalles, el concejal de Urbanismo, Tulio García, ha vuelto a pronunciarse sobre el asunto mediante un comunicado de prensa. "Seguimos realizando el informe de todos los edificios de la calle Rañadero con el fin de adelantarnos a estos sucesos y poder ponerles remedio antes de que causen problemas". Apuntaba a que el informe está próximo a finalizar y que a partir del mes de mayo se va a proceder a hacer actuaciones en la zona, "ya que es un momento en el que el buen tiempo asegura que los trabajos puedan perdura".
"En cualquier otro lugar esta calle sería una de las joyas de la ciudad"
Se cuentan con los dedos de una mano el número de locales comerciales y actividad de la calle Rañadero. Las circunstancias en las que se encuentra el vial no ayudan precisamente a que florezca la actividad.
Un bar en la zona más alta de la calle, otro con apertura irregular enla zona de escaleras, frente a la calle que sale hacia el castillo y al mirador del río Sil.
Un poco más abajo la conocida academia Mercurio, que aunque ya no cuenta con los estudios superiores de Turismo que le habían dado fama años atrás, sí acogeaún varios ciclos de Formación Profesional y cursos y cuenta aún con 131 alumnos.
En la parte de abajo aún funcionan, pese a todas las dificultades, una tienda de cultivos, un restaurante y una relojería con solera en el barrio, que sobreviven, en parte, gracias a la clientela fija, ganada con los años. También tiene en el Rañadero su estudio el diseñador de videojuegos Miguel Guerrero.
El sentir general de estos comerciantes pasa por el malestar y el aflicción por la situación que presenta la calle. Alfonso Rabal ‘Sito’, responsable de la tienda growshop ‘MrNatural’ no duda el calificar de «lamentable» la situación que presenta el Rañadero. «Es una vergüenza que una de las calles más históricas y emblemáticas tenga que estar así, que es por donde pasan prácticamente todos los peregrinos del Camino de Santiago». Muchos de ellos se lo comentan al entrar en su tienda, «con asombro», dice, al comprobar lo atractivo y pintoresco del entorno que, si embargo, tiene como resultado una calle casi «tenebrosa».
Duda que los pocos locales comerciales que quedan en funcionamiento en esta calle tengan fuerza para hacer oír sus reclamaciones y que éstas tengan alguna repercusión real. Y es que, explica, «si pasando el Camino de Santiago por aquí, que es clave, ysi hubo un Mundial de Ciclismo y no se hizo nada, no sé qué podemos hacer nosotros, la verdad», reflexiona.
Similar es la opinión de José Miguel García, gerente del restaurante ‘Rañadero 37’, una de las indudables referencias de la alta cocina de la ciudad de Ponferrada. Un local elegante y de nivel culinario que se ve, sin embargo, enmascarado por un entorno que, tal y como indica García «no ayuda nada en absoluto».
«Mucha gente nos comenta que esta calle en otro lugar sería la joya o al menos una de las joyas de la ciudad, del casco antiguo», apostilla, pero por motivos «que no sabemos, posiblemente haya muchas cosas que analizar, cuestiones con los propietarios y muchas más cosas, está en esta situación lamentable y peligrosa». Pero intentar que «esté en condiciones para que al menos puedan abrir algunos negocios, obligar a los propietarios a mantener las casas,derribar cuando sea necesario, controlar el vandalismo», son cosas que tendrían que poder hacerse también desde el Ayuntamiento, según plantea García, para que el «esfuerzo» de los hosteleros del casco antiguo se vea, al menos, compensado.
A la expectativa de en qué consistirán exactamente los planes del Ayuntamiento para el Rañadero, la calle sigue viendo como pasan, los días, los caminantes y las oportunidades.