javier-callado-2.jpg

Racionalidad y renovables en Destriana

09/09/2021
 Actualizado a 09/09/2021
Guardar
El pasado fin de semana se celebró una concentración contra el montaje de un campo gigante de placas solares. Fue Destriana el escenario del acto final, con intervenciones de diversos participantes. Algunas de ellas resultaron esclarecedoras para los asistentes y podrían serlo para la generalidad de los afectados por dichas instalaciones. Modesto Berciano, miembro de la Plataforma Alta Valduerna, expuso con claridad las alternativas en los alegatos finales.

Para que comprendamos el alcance de esta obra en concreto, se pretende ocupar 800 has., lo que equivale a un rectángulo de 8 kms. de largo por 1 km. de ancho o, lo que es lo mismo, 8 kms cuadrados. Este campo ocupará zonas de calvero, monte y bosque, constituyendo una alfombra de ‘cristal’ en una amplia zona de las faldas del Teleno, que será visible a gran distancia. Teniendo en cuenta que hablamos de un solo parque y de que en la provincia se ha solicitado autorización para plantar varios similares a éste, concluimos que León tiene un problema potencialmente grave.

Los miembros de la Plataforma explicaron que no se oponen a la generación de energías renovables. Quedó de manifiesto su disposición al diálogo y la negociación. Sin embargo, los proyectos deben reunir unas condiciones, plenas de racionalidad, que los hagan aceptables. En el caso de los campos fotovoltaicos son las siguientes:

La primera es que se construyan en valles apartados, con poca visibilidad exterior, donde queden ocultos por la naturaleza y los accidentes del terreno. En segundo lugar, hay que limitar la extensión. Dependiendo del tamaño del término afectado, podrían llegar a un máximo de 20 Has. En tercer lugar, hay que plantear la dispersión de las placas en varias zonas para evitar daños irreparables en grandes áreas. En cuarto lugar, una parte del campo se debe dedicar a proporcionar energía a precios simbólicos al pueblo afectado. Los vecinos y empresas de la zona han de recibir un beneficio directo de la explotación de terrenos que son de su propiedad común. En quinto lugar, las juntas vecinales o ayuntamientos, según sea el propietario, deben percibir entre un 10 % y un 20 % del beneficio económico obtenido de la explotación de las hectáreas restantes, tras descontar el área destinada al suministro del pueblo.

La Plataforma Alta Valduerna ha elaborado un magnífico pentálogo que se podría aplicar en cada pueblo. La explotación de centenares de hectáreas por un alquiler anual es una práctica a extinguir, producto del desconocimiento. Hay que pasar a otra fase. Estamos, además, ante una oportunidad para estimular la vida en los pueblos con una energía barata.
Lo más leído