¿Quién defiende nuestro patrimonio?

Por Juan Carlos Ponga Mayo

13/03/2021
 Actualizado a 13/03/2021
La muralla tardorromana de la calle Ruiz de Salazar se reconstruye con las piedras formando lo que podría llamarse el sistema turrón de Jijona. | SAÚL ARENA
La muralla tardorromana de la calle Ruiz de Salazar se reconstruye con las piedras formando lo que podría llamarse el sistema turrón de Jijona. | SAÚL ARENA
Entiendo que es predicar en el desierto, que todas las protestas y las reclamaciones se quedan generalmente en charlas de barra de bar (cuando se podía uno apoyar en las barras de los bares), en las quejas de algunos en la prensa o en las protestas de algunas asociaciones como Promonumenta, a lo que no se hace caso por parte de las instituciones correspondientes.

Me refiero a los desmanes que se están llevando a término en muchos de los monumentos de León y provincia con la aquiescencia de los responsables, la Junta de Castilla y León, y del silencio de otras instituciones que deberían de velar por sus propios intereses: Diputación y Ayuntamientos correspondientes.

Nadie dice nada o si lo dicen lo hacen en petit comité, no vaya a ser, que la Junta cabreada por las protestas nos niegue el pan y la sal, eso cuando no somos del mismo partido, que entonces todo lo que hace la Junta está muy bien.

En los últimos años estamos asistiendo a la restauración o recuperación de algunos monumentos y no vemos que se mantengan los mismos criterios de actuación en los mismos.

Las restauraciones de nuestros monumentos, siguiendo los criterios internacionales, deben de ser de tal manera que todo lo añadido o recuperado pueda ser eliminado, sin perjuicio para el monumento, si posteriormente se considera que esa restauración o recuperación ha sido incorrecta.

Estamos asistiendo a actuaciones en las que cada director de obra, para basarse en este principio, diseña lo que se le ocurre, sin que exista un criterio común para el conjunto de monumentos de la provincia y de la Comunidad, algo que deberían de tener en cuenta los responsables del patrimonio, y no lo hacen o, al menos, eso es lo que se deduce de lo que hay. Da la impresión que, como siempre, la Cultura y la conservación de los monumentos no tiene ninguna importancia para la administración que se desentiende y deja todo al albur del técnico de turno, solo interesa hacerse las fotos correspondientes antes, al medio y al final.

Se han recuperado varias fortalezas, castillos o torres, en la provincia y no se ha seguido el mismo criterio en todos ellos. En el torreón de la fortaleza de Boca de Huérgano se ha recuperado la forma que tenía añadiendo muros de hormigón a los restos que se conservaban. Sin embargo, en el casillo de Balboa y en castillo de Alcuetas se han recuperado los muros con piedras semejantes a las existentes en los muros, que estaban aún en pie, marcando la diferencia entre lo antiguo y no nuevo con el color de la piedra. Qué alguien me explique la diferencia de criterio. En ambos casos se respeta en criterio de diferenciar lo nuevo de lo viejo y con ello la posibilidad de eliminar lo añadido, pero en el primer caso la agresión visual es notoria y en el segundo caso no.

Algunos de los destrozos ya tienen varios años. Así la reconstrucción de la muralla tardorromana de León, en la calle de Ruiz de Salazar, vuelve a plantear el mismo problema que los anteriores monumentos se reconstruye con las piedras formando lo que podría llamarse el sistema turrón de Jijona y se remata con vidrios y suelo de madera, todo agresivo a la vista y propicio para el vandalismo.

En el antiguo Convento de san Marcos de la orden de Santiago y en el Seminario Conciliar de san Froilán, ambos también en la ciudad de León, se han cambiado las carpinterías de los vanos, de madera, por otras que desentonan con el monumento tanto por el material como por la composición. Por su parte, en el primero, San Marcos, el claustro destrozado en los años sesenta, en lugar de recuperar el espacio intentando que el visitante entienda que ese espacio era un claustro, el arquitecto ha construido una corrala tipo madrileño que nada tiene que ver con el edificio.

Ahora veo en la prensa que para cerrar una parte del antepecho del atrio de la iglesia de San Nicolás el Real de Villafranca del Bierzo, que era de piedra, a alguien se le ocurrido diseñar unas chapas de hierro que son un verdadero insulto, como todo lo anteriormente citado.

Lo malo es que todas las obras que he mencionado se han hecho con el beneplácito de aquellos que deben de vigilar por la conservación de nuestros monumentos y mientras en unos edificios aceptan obras que son respetuosas, en otros dan por bueno diseños que desentonan totalmente con el concepto del monumento. Estamos confundiendo las cosas: un hecho es que quede patente la parte nueva y otra muy distinta es que solo para que se distinga se diseñe algo que rompa con el conjunto.

Por otro lado, ni la diputación ni los ayuntamientos correspondientes han dicho nada sobre los destrozos en los monumentos del territorio de su competencia. ¿Por qué el ayuntamiento de León no ha dicho nada sobre las obras de San Marcos y del Seminario? ¿Va a decir algo el ayuntamiento de Villafranca del Bierzo? ¿Va a decir algo la Diputación?

No espero nada y no es un lamento, pero seguiré clamando en el desierto, junto a Promonumenta y a todos los que amamos el Patrimonio.

Juan Carlos Ponga Mayo es investigador, estudioso y profundo conocedor del patrimonio leonés, además de autor del díptico ’León perdido’.
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