Una de ellas fue una de esas casetas que en los pueblos los niños construyen con sus manos, llevando a ella todo lo que encuentran y, en este caso, con las ayudas de algunos vecinos que entienden sus sueños.
Los chavales la habían construido con sus manos, en ella jugaron muchas horas... pero en la mañana del 28 de abril nadie sabe cómo calcinaron los sueños infantiles que encerraba Esta caseta de Cabreros del Río, al lado de un árbol, con su bandera, apareció en la contraportada del periódico con la firma de Saúl Arén el 18 de marzo del pasado año. Y, como decía, a mucha gente le interesó pues, reconocían, es la misma en la que unos jugaron en sus tiempos u otros la soñaron con envidia cuando se la veían a otros.
En ella están escritos muchos recuerdos y muchos sueños.
Por ello se entiende muy bien la desesperanza y tristeza con la que una lectora nos envía la imagen del lugar con la caseta totalmente calcinada, al lado del árbol solo hay cenizas, también las de la bandera.
El pasado 28 de abril la caseta ardió, como tantas veces, nadie sabe cómo ocurrió, cómo nació la llama; salvo si hay alguien que la ‘ayudó’ a coger fuerza ignorando que no quemaba cuatro frágiles paredes y unos viejos juguetes, que estaba quemando los sueños de unas infancias.
