¿Quién asó la manteca?

Las abuelas no nos dejaban ni respirar. Nada más que te ponías en postura de ir a prepararla te advertía, sin necesidad de darse la vuelta pues ella seguía atendiendo el pote: «Estate quieto, que eres más tonto que el que asó la manteca». Y así nunca vimos asar la manteca, hasta ahora que llegan a los periódicos los que tienen los másteres y otras sabidurías inherentes al cargo.

¡Cuánto echamos de menos al sabio Sidoro el del Bar Casa Isidoro cuando argumentaba!: «Llevo toda la vida matando tontos y me quedan exactamente el doble que cuando empecé».

M’explico. Uno, que lee los periódicos, no deja ver tíos asando manteca. Sin ir más lejos, que hay que volver y menudo precio tiene la gasolina: «Tuvimos mil años de obras en Feve y al final resultó que ahora no llega el tren a la estación y ya solo pedimos que quede como estaba». Hasta dice que no puede volver porque le hicieron un puente y pega arriba. Con dos cojones. Y para justificar que no hay que recuperarlo, que es muy caro, no cobran el billete y así pierde dinero. Si no están asando la manteca ya me dirás.

Sin ir más lejos, que hay que volver y menudo precio tiene la gasolina: Cerraron las minas, porque a luchar contra el cambio climático y hacer pantanos no nos gana ni dios. Y ahora no nos pueden dar dinero a los pueblos que arruinaron porque como no tienen minas ya no son comarca minera. Si no están asando la manteca —además de ser unos sinvergüenzas— ya me dirás.

Sin ir más lejos, que hay que volver y menudo precio tiene la gasolina: Volvieron locos a los médicos para que nos quitaran los manjares del gocho, y nos los quitaron. A cambio las autoridades nos han abierto siete Mcdonalds con sus siete Mcautos y otros tantos Burguerkings y similares. Si no están asando la manteca... están haciendo negocios ‘pa ellos’.