15/04/2020
 Actualizado a 15/04/2020
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Se nos ha ido Antonio Trobajo, uno de esos curas que tanto necesita hoy la Iglesia –seguro que me lo has oído en más de una ocasión– y al que, créeme, León va a echar mucho de menos… Fue llamado a la Casa del Padre el pasado 11 de abril, en la madrugada del Viernes al Sábado Santo, mientras Cristo, ya muerto –aunque, este año, sin Santo Entierro– ‘aguardaba’ la hora de su Resurrección…

Ayer se cumplió un mes desde la declaración, el 14 de marzo, del estado de alarma decretado por el gobierno para luchar contra la expansión del coronavirus Covid-19. Estamos viviendo momentos difíciles –no te digo ya quienes hayan perdido a algún ser querido– y, en este contexto, todo es más duro. Como la noticia del fallecimiento de Antonio Trobajo, que no deja de ser dolorosa por mucho que supiéramos que el fin de sus días estaba ya cerca… No me voy a entretener ahora en repasar su trayectoria, que eso ya lo han hecho otros –aunque de su labor semanasantera, quizá no tan conocida en detalle, se dará cuenta este sábado, en el regreso de LNC Cofrade a estas páginas–; pero sí quiero destacar que, además de un hombre brillante y un gran comunicador, era sobre todo un buen paisano, cercano, que te hacía sentirte bien y que siempre estaba dispuesto a echar una mano. Lo contaba aquí mismo, hace poco menos de cuatro años, por sus bodas de oro sacerdotales –«te perdono que hayas escrito sobre mí», me dijo él tras leer esa columna–; y lo repetía, poco más o menos, en una carta que formó parte del centenar que le hicimos llegar familiares y amigos en el homenaje que, con motivo de su 75 cumpleaños, le rendimos el 1 de mayo de 2018; y que fueron después recopiladas en el libro ‘Querido Antonio:’ del que, por cierto, me dedicó un ejemplar justo una semana antes de mi boda… que él mismo ofició.

Unos cuantos favores le pedí y jamás, que yo recuerde, me dio un ‘no’ por respuesta. Él a mí, solo uno: «reza por mí», me dijo en uno de sus últimos wasaps. Lo haré. Claro que lo haré, querido Antonio.
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