Expongo que, como vecina de Carande interesada en el desarrollo del Plan de Sostenibilidad Turística en la Montaña de Riaño por un par de proyectos incluídos en el mismo para esta localidad, suelo estar al tanto de la puesta en marcha del mismo. El día 7 de julio, calificado por la prensa como día histórico por la firma del Plan con una inversión de 2,3 millones de euros, hacen ustedes las siguientes declaraciones:
«Buscar nuevos modelos en aras de un desarrollo turístico sostenible, con planteamientos que incluyen el mejor aprovechamiento de los recursos, la creación de nuevos productos y la fijación de población en zonas de interior». «Muy preocupante y que espera encontrar en esta iniciativa otra herramienta potente y útil en la persistente batalla que todos mantenemos contra esta grave amenaza que sufren casi todas las zonas rurales de nuestra provincia».
«Son muchos los destinos que concurrieron a la primera convocatoria de estos Planes de Sostenibilidad, hasta 154, y sólo 25, entre ellos el de la Montaña de Riaño, fueron seleccionados por la calidad de la propuesta presentada. Proyectos como éste demuestran que la España interior no está vaciada, sino llena de ideas». «Se trata de tener un futuro esperanzador, la despoblación es nuestro mayor reto político como comunidad autónoma» ha destacado. Para lograr el objetivo, Igea cree necesario el esfuerzo conjunto de todas las administraciones para llegar a acuerdos y colaboraciones, un «símbolo de buena política». Todas muy interesantes y prometedoras para «regalarnos» los oídos. Cuando ese mismo día por la tarde me acerco a felicitar al candidato para la gerencia, recibo con estupor el siguiente comentario: «bueno ahora igual no os veo tanto, creo que la oficina estará en León».
Ni podía, ni me lo puedo creer. Un Plan gestado en el entorno rural, para desarrollar en el mundo rural y «deslocalizan» la gerencia después de defender con vehemencia en declaraciones la necesidad de poner en valor el mundo rural. ¿Esa es la primera medida para contribuir a fijar población, fomentar la descentralización y favorecer a la España vaciada?». Miren, estamos en el siglo XXI. La mayoría de las gestiones se hacen por sede electrónica y medios telemáticos, incluso cuando físicamente están en el mismo edificio. Las reuniones y negociaciones presenciales se reducen al mínimo y por tanto solo suponen algún desplazamiento. En los pueblos cuenta cada persona y cada despacho, servicio, etc. que nos llevan. Les ruego encarecidamente que reflexionen sobre esta medida y mantengan la oficina en la sede del Gal Montaña de Riaño, que es donde debe estar.
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