Paro en el bar de Matallana –no es ningún secreto que paro en los bares– y están hablando del autobús de jubilados que van de excursión y hasta hacen noche allá.
– ¿A Torremolinos?, como siempre.
– No, hombre, a Vigo a ver las luces.
Paro en uno de losbares del pueblo –tenemos dos, eso es poderío– y echando la parrafada con El Morrosko le propongo que, al día siguiente, bajo antes y jugamos la partida. «No, marcho mañana, a una excursión con los jubilados de Villamanín».
– A Marbella, ¿a echar unos bailes?
– No, hombre, a Vigo a ver las luces.
Y hay otra del Valle Fenar... Ya no pregunto en más sitios, no vaya a ser que no quede gente suficiente en León si se prende un fuego y hay que sacar los calderos a pasear. Están todos en Vigo.
Dicen los clásicos que «algo tiene el agua cuando la bendicen», aunque en sitios como Oliegos o Riaño igual lo ponen en cuarentena, pero parece que va a haber que cambiarlo por «algo tendrán las luces cuando las encienden». Y añadir que se hacen fotos a su sombra, y selfies, cada uno en las que tiene cerca. Vamos en procesión a ver las iluminaciones de Ferrero Rocher o Iberdrola, que es además la que nos cobra la luz.
Y eso que está cara. Como baje el precio del kilowatio ese la preparamos.
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