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¡Qué obsceno!

25/03/2019
 Actualizado a 14/09/2019
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Llego el otro lunes por la mañana a la redacción con las pilas cargadas, a por todas, fuera de mi zona de confort, regalando al mundo sin que me lo haya pedido la mejor de mis sonrisas, enciendo el ordenador con diligencia y me dispongo presto a exprimir cada minuto. Abroel correo electrónico y me caigo de la nube. Me encuentro de bruces con un ultimátum. En un inglés que no es muy bueno porque lo comprendo perfectamente me dan una «última advertencia» sin que tenga yo constancia de las anteriores. Tampoco me pongo tiquismiquis con los acuses de recibo y paso al contenido. Resulta que varias veces me han avisado de que han accedido a mi teléfono móvil y se han apropiado de grabaciones mías en desarrollo de actividades sexuales de las que todavía tengo menos constancia que de las advertencias preliminares. Por un momento dudo ¿Perderé las consciencia por momentos y será real todo lo que me comunica este desconocido de nombre impronunciable? ¿Deberé darle todos eso bitcoins para que no arruine mi vida social? Lo descarto cuando recuerdo que un amigo me contó que a él le había pasado algo parecido, solo que a él le reclamaban los bitcoins para pasarle los vídeos robados del teléfono de su mujer ¡Qué obsceno todo!

Ahora tengo que preguntarle a mi amigo si a él también le ha pasado algo todavía más obsceno y esta vez sí que me acojona porque estaba en el mismo buzón de casa. En este caso me alertan de que otros quieren arruinar mi vida, de que solo el remitente puede salvarla. Me dicen que soy muy importante para ellos, que con ellos estaré a salvo de chantajes, extorsiones y cualquier otro disgusto que prácticamente todos los demás puedan darme. En este caso viene con letras muy molonas, asertivas y en papel que tiene pinta de caro. Llego a la conclusión de que estossí que son profesionales, porque no dudan en poner su foto y todo un programa lleno de auténticas obscenidades. Y no exigen bitcoins, exigen el voto.
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