Que nadie se asuste, ya pasó

Ya sé que a los semanasanteros os puede la nostalgia y miráis la imagen con los ojos de lo ya perdido. Como el adolescente que recuerda el beso que robó en la última fiesta del último día de vacaciones (al menos así era antes de los tiempos del wasaap).

Ya sé que a los antisemanasanteros os sale la vena contestataria y de cierto hartazgo y al ver la foto lamentáis: «¿Todavía aquí, no se había acabado ya?» (y tal vez añadan lo de este rollo). Me recuerdan a un viejo amigo, Angelillo, que había pasado algunos años en campos de concentración después de la guerra y le quedó cierta aversión a lo militar, los desfiles, los trajes... y cuando en verano llegaban los campamentos y los boy-scouts desfilaban marcialmente por las calles del pueblo siempre preguntaba lo mismo: «¿Esto es que vuelven o sólo traen la gorra para atrás?».

Por suerte para él sólo ocurría que traían la gorra para atrás, por suerte para los anti sólo ocurre que es lícito que el bueno de Mauri le dé salida a esa galería de imágenes que, al margen de filias y fobias, no me negaréis que les sobran méritos y potencia para dejaros un buen sabor de boca al ver este rincón de salida de las páginas de hoy.

Luego, si queréis filosofar sobre las distintas formas de vivir la fe, incluso con los pies, os metéis. Yo no, que los de la Semana Santa... uff.