Empieza el desfile. Goza el descreído Mauri de las mil estampas que le regala esa Semana Santa contra la que despotrica en lo cotidiano y con la que disfruta detrás de la cámara.
Reconoce que la Semana Santa y los toros, y tampoco es santo de su devoción la fiesta, le regalan contraportadas para una temporada, más las que deja «en la nevera» para los días caninos que esta tierra no le ofrece ningún hueso que llevarse a la boca.
Podría protestar –debería, es deber de todo obrero protestar y después razonar– pero tengo que reconocer que ambos alejados mundos también ofrecen un abanico de expresiones propias que siempre te sacan de apuros, creas o no, seas taurino o anti.
¿No me digas que nada más ver esta imagen de hoy no se te ha venido a la cabeza la expresión «padre, aparta de mí este cáliz» que un asqueado Jesús pronunció en el Huerto de los Olivos?
– ¿Y qué le respondió el Padre? Pues, una larga cambiada.
Y no olvides que en el Éxodo está bien explicada la campaña electoral: «Ojo por ojo», pero que tiene continuación: «diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, contusión por contusión».
– ¿Y qué piensa la gente? Hay que armar el taco.
Mejor nos vamos a los poetas y recordamos que César Vallejo también escribió su ‘Aparta de mí este cáliz’: «Y por eso pide al obrero, como un redentor, que mate a la muerte, que mate a los malos».
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