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¡Qué más dan las palabras!

02/09/2020
 Actualizado a 02/09/2020
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"Las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma. Gracias". Estaba escrito en mayúsculas, con un spray de color azul, sobre una sábana blanca atada a las cuerdas de un fardo de paja que se encontraba en la cima de un montículo de pacas, a la izquierda del camino. Del otro lado, otro mensaje con las mismas características: «Gracias por toda vuestra ayuda». Y en las dos pancartas, el dibujo de un corazón. Entre ellas, en mitad del camino estaban Manuel e Ismael, los hermanos Rey, dos ganaderos de la localidad de Vegalatrave (Zamora) que días atrás habían visto como las llamas reducían a cenizas la cosecha que almacenaban para dar de comer a su ganado. Al fondo de la imagen se podía ver aún el horizonte negro que dejó un incendio que abrasó casi 2.000 hectáreas con una chispa que prendió en Lober de Aliste el 15 de agosto. Pero cuando Nico Rodríguez, fotógrafo de La Opinión de Zamora, retrató aquel instante el cielo era de nuevo azul. Atrás habían quedado las nubes de humo, las virulentas lenguas naranjas de fuego y la actividad frenética de días antes para ponerle coto a un incendio que resultó devastador con el viento como aliado. En esa milésima de segundo en la que tardó en captarse el momento, con aquellos mensajes arropando la entrada a la explotación, quince tractores se acercaban a la localidad con 300.000 kilos de paja. El ‘todos a una’ funcionó para frenar las llamas y ahora tenía que funcionar para paliar sus efectos. Por eso los vecinos de la zona se emocionaron al ver pasar las interminables plataformas cargadas de forraje por las puertas de sus casas, la caravana de solidaridad que llegaba para alimentar el ganado de los hermanos Rey pero también para sofocar la pena, la rabia y la impotencia. Desde la distancia, me guardo aquella imagen y esta historia para ponerlas en mi diccionario personal. Las dejaré a buen recaudo como sinónimo de pueblo, tierra y vecino. También de fuego, alerta e imprudencia. Pero donde más grande aparecerán serán como primera acepción de virus. Porque al final lo único que nos va inmunizar es la unión. Aunque qué más dan las palabras, si nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma.
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