"Que esta noche de ensueño nadie nos la puede quitar"

Los miles de seguidores del irreverente ‘Entierro de Genarín’ volverán a tomar las calles y reabrir la polémica

Fulgencio Fernández
02/04/2015
 Actualizado a 19/09/2019
Genarín volverá a congregar este Jueves Santo a miles de fieles de su cofradía de orujo e irreverencia.
Genarín volverá a congregar este Jueves Santo a miles de fieles de su cofradía de orujo e irreverencia.
"Que esta noche de ensueño /nadie nos la puede quitar, / gocemos con todo empeño /y no dejemos de brindar: //Por la juerga y la amistad, /el ingenio y el descaro / y por quién vivió de verdad, / el Santo Padre Genaro". Son las últimas coplas de los versos burlescos de 2014 de nuestro compañero David L. Mirantes. Hay varias palabras y frases que lo explican todo:nadie nos la puede quitar;gocemos; juerga;descaro... San Genaro.

El entierro de Genarín regresa un año más, a las 12 de la noche sale la procesión más profana, laica, gamberra y multitudinaria. Miles y miles de fieles, un buen porcentaje de afectados por la tradición de esta noche, beber orujo (o beber, en general), muchos llegados de comunidades como el País Vasco o Asturias y una imagen después de la batalla (en la mañana del Viernes Santo) que se ha convertido en una foto habitual en los medios y en el arma arrojadiza de los enemigos de este curioso fenómeno sin explicación lógica.

Fue a estrellarse contra la muralla, llevando por delante al conocido vendedor de pieles de liebre Jenaro Blanco  Pero tambiés es otra realidad en los medios, nacionales, que buena parte de las cámaras de todas las televisiones que se desplazan a León para seguir la Semana Santa leonesa, tan austera, acaban emitiendo imágenes de la procesión de Entierro de Genarín, para monumental cabreo de puristas y papones.

¿Cómo ha sido posible este fenómeno multitudinario como ningún otro? Los ingredientes son bastante comunes. Primero, el personaje. Un leonés anónimo y desgraciado cuya única biografía es su esquela y la nota del accidente que le costó la vida y desencadenó la leyenda. La esquela ofrece muchos datos. Los apellidos Blanco Blanco nos hablan de un expósito, un niño de esos abandonado al lado de la Virgen Blanca (de ahí el Blanco)y pasto de la inclusa. Se ganaba la vida como podía, de pellejero fundamentalmente, parece que era borrachín y algo putero, aunque eso puede ser parte de la leyenda. El día de su accidente, Jueves Santo de 1929, Jenaro ya llevaba 12 años viudo, su esposa, María, falleció en 1917.

El periódico La Democracia, que dirigía Miguel Castaño, explicaba el accidente: "A las diez de la mañana venía por el Espolón la camioneta-automóvil del servicio de limpieza, conducido por José María Saez del Canto, de 19 años. Al tomar la curva perdió la dirección del coche y fue a estrellarse contra la muralla, cogiendo por delante al conocido vendedor y comprador de pieles de liebre Jenaro Blanco Blanco, de 64 años de edad, vecino de Puente Castro. (...) Para identificar el cadáver fue preciso separar la camioneta".

Dos pasos fundamentales: Përez Herrero y sus apóstoles (Rico, ‘Porreto’ y ‘El Gafas’) y el libro de Julio Llamazares  Era conocido y pellejero. Y entre sus conocidos estarían algunos de los que narraban esta historia de la noche de Jueves Santo, que llega hasta el gran Paco Pérez Herrero y sus ‘evangelistas’: Luis Rico, aristócrata, bohemio y arruinado;Porreto, árbitro de fútbol y El Gafas, conocido taxista.

Bohemios, cachondos, singulares... comienzan a reunirse en la noche de Jueves Santo en honor de Genarín. Lanzan coplas, crece la biografía, aparecen los milagros y se suman, ¡cómo no!, jóvenes poetas, entre los que se encuentra Julio Llamazares. Pérez Herrero le cuenta la historia, le pide que la escriba y cuando éste lo hace se encuentran con que los leoneses agotan las ediciones nada más llegar a las librerías, arropan en las presentaciones al dúo Herrero-Llamazares...

Y de la reunión de bohemios a los que controlaba la Policía para que no ‘molesten’ a las procesiones oficiales (alguna vez acabaron en la Comisaría) se va saltando a una historia incontrolable, multitudinaria, irreverente, con sus pasos, con sus versos, con la ascensión a la muralla para dejarle pan y orujo al Santo y otra cofradía, con otros apóstoles, encabezados ahora por Maxi Barthe y con el recuerdo permanente a Fermín Carnero.

Hoy es el día, mejor la noche.
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