¿Qué darías por su ingenuidad?

04/01/2019
 Actualizado a 04/09/2019
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Por una mirada, un mundo; / por una sonrisa, un cielo; / por un beso... yo no sé / qué te diera por un beso».

¿Y por su ingenuidad y su inocencia? Pregúntenle a Bécquer qué se podría dar por su inocencia y su impaciencia y sus sueños y los nervios de la noche en la que ven desde su ventana acercarse a los camellos...

Ya sé que todas estas cosas son tópicos de la Navidad. Pero hay tópicos, costumbres y ritos navideñosque se pueden tirar a la papelera sin que pase absolutamente nada —al margen de las protestas de los grandes almacenes— pero hay otros que son impagables, sobre todo si has visto de cerca miradas como la de esta niña (que Mauri ha cortado porque ahora hay que tener cuidado con todo), si has leído ingenuas y sinceras cartas como la queha escrito Cayetana, si has compartido los nervios previos para comprobar que todo está en su sitio: el caldero de agua para los camellos, tres vasos para los Magos, unos dulces por si tienen hambre... y a dormir, para despertarse mil veces ante cualquier ruido.

¿Has visto alguna vez a un niño abrir los regalos y asombrarse de qué los reyes supieran lo que querían?

Por esos momentos deberíamos dar un mundo para agradecerles la verdad de sus sueños, la sinceridad de sus nervios, la inocencia de sus cartas frente a tanto cinismo y falsedad que espera a que se vayan los Magos.
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