15/07/2021
 Actualizado a 15/07/2021
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El ‘quarterback’, en el fútbol americano, es el puto jefe. Los mexicanos, que nos dan cien vueltas a la hora de utilizar el español, lo traducen como ‘mariscal de campo’, lo que da una idea precisa de lo importante que son estos jugadores en un partido de lo que Cela definió como «un coitus interruptus entre orangutanes». Hablado de orangutanes…; en las ‘tribus’ en las que viven, compuestas por una amalgama de machos y hembras que sólo piensan en dos cosas, comer y follar y no necesariamente en este orden, manda siempre un macho alfa. Es el más fuerte, el que mejor relaciones sociales crea y, bastantes veces, el más despiadado. Siendo, como son, nuestros parientes más cercanos, es lógico que los hombres también tengamos una organización parecida. Históricamente, durante cientos de años, el alfa, entre nosotros, era un Rey, que hacía y deshacía a su antojo y albedrío. Cuando logramos desprendernos, (menos en España y en unas cuantas naciones nostálgicas), de esa abyecta figura, llegaron los dictadores, de toda laya e ideología, que funcionaban igual que los monarcas. Y después vinieron los grandes hombres de negocios, los tratantes, los egoístas que sólo piensan en acumular dinero y poder. La democracia atenuó a todos estos vividores, en la mayoría de los países, menos aquí, por supuesto, que parece que no podemos vivir sino estamos a las órdenes de un macho alfa. El actual Presidente del Gobierno reúne todas las condiciones necesarias para que se le considere un Macho Alfa de manual. Es guapo, (eso dicen), alto, habla inglés con acento de Moratalaz y, en las batallas, no hace prisioneros. Además, miente mucho, como hacen toda esta gente, la élite de la élite. Practica como nadie el viejo axioma de divide y vencerás y, siguiendo al pie de la letra las enseñanzas de Maquiavelo, quiere, desea que le teman, porque sabe que es imposible que le quieran. Diréis que todas estas ‘cualidades’ las poseían también Rajoy, Zapatero, Aznar y González. Tenéis razón, lo que demuestra que este es un país que se encuentra comodísimo cuando alguien lo gobierna con mano de hierro y guante de terciopelo. A uno le da todo esto mucha pena. Nos engañan como a chinos, (de los de antes, porque a los de ahora, ¡vete tú a engañarlos!), nos distraen con caramelos y peladillas para que nos olvidemos de lo que de verdad importa y nos afecta. Por poner un ejemplo muy reciente, lo de la luz es para mear y no echar gota. Cuando estaba en la oposición, el actual Macho Alfa puso el grito en el cielo porque el Pp subió el recibo un cuatro por ciento. A día de hoy, lunes 12 de julio, la luz se a encarecido una ‘varvaridad’, con uve de barbaridad, pero han logrado comernos la cabeza y hemos asumido, como borregos, como ‘épsilones’, que la culpa es nuestra al poner la lavadora por la mañana, desaprensivos, que somos unos desaprensivos y unos contaminadores. O lo de las vacas, pobrecillas, que no hacen nada más que tirar pedos y joder la capa de ozono, ¡por Dios! Los ganaderos, por lo tanto, son culpables, como Rusia lo fue en su día para Serrano Suñer…; y los labradores también son reos de culpa al usar el agua como que no hubiera un mañana. Pero nadie de los que mandan se meten con los cientos, los miles de campos de golf que hay en España y que chupan más agua que todas las vacas juntas de este país. El capitalismo, única doctrina que tiene esta gente, los Alfas, ha conseguido que el resto de los humanos nos sintamos culpables de todo lo que sucede en el mundo, incluso han conseguido que todas sus meteduras de pata las consideremos nuestros propios fracasos…

¡Ah!, otra cosa, que se me olvida: a los que todavía tenéis esperanzas, a los que ignoráis todos mis llamamientos para que no votéis, (no me parece mal, porque ni mi familia me hace caso), por favor, por favor, en las próximas elecciones, ¡no se os ocurra votar al Pp! El espectáculo del viernes pasado en el Palacio de Exposiciones es lo más dantesco que han visto mis ojos en muchos años. Miles de personas, miles, bajo un son inclemente haciendo cola para que nos pusieran la puta vacuna. Esta comunidad autónoma, la tercera con más gente inmunizada, de hacer caso a las estadísticas, permite que tamaño disparate suceda. Hubo gente, de mi pueblo, que llegó a las 9 de la mañana al lugar y se marchó a las 3,30 de la tarde. ¿Es o no es para crucificarlos?

De niño me enseñaron que no se puede jugar con las cosas de comer y ellos lo hacen. ¿Hay algo más urgente y más necesario, ahora mismo, que la vacunación? Por supuesto que no. Pues un servidor, que vive a treinta kilómetros de la ciudad, fue a ponerse la banderilla a las 8:40. Al ver el panorama, se volvió al pueblo. Reincidió acudiendo a la 1:30 y tuvo que marcharse con el rabo entre las piernas y sin banderilla. A última hora había más gente en la cola que al principio. Lo del viernes me recordó el chiste de la orgía: ese que dice que un mogollón de gente participaba en la juerga y va uno y dice: «Por favor, un poco de organización. A ver si puedo coger cacho, porque me han dado treinta por el culo y no me he estrenado». Salud y anarquía.
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