‘Quantum’ de solidaridad

Rafael Álvarez Nogal
27/03/2020
 Actualizado a 27/03/2020
Cuando escucho a un exministro exponer educadamente críticas aceradas al gobierno por su gestión de lo que todos estamos pasando, me pregunto si ese político alguna vez tuvo sentido de Estado. No lo sé, pero sí afirmo que, al responder de esa manera ante las preguntas de algún periodista, le haría falta ponerse en el lugar de mi abuela o de mi hermano que acaba de tener algo de fiebre.

Su sentido de estado es pensar en el país en momentos complicados, si es anteponer partidos, centrales sindicales, protestas justísimas por el bien común, el aludido exministro y muchos de los que manifiestan su opinión en los medios de comunicación, parecen no pensar antes de hablar.

Me parece que en estas circunstancias tan increíbles y amargas que estamos viviendo, le está faltando un quantum de solidaridad. No me refiero a la solidaridad con mayúsculas que todos enarbolamos, me refiero a la solidaridad cotidiana, a la de entrar en las casas o la de ir por el pan. Si fuese posible entrar en una casa anónima o acompañar a la compra a cualquiera, no se comprende qué le reporta anímicamente escuchar a un exministro, a un líder sindical, a alguien de la oposición, a un yerno, al que siempre encuentra solución a las cosas en ambientes tabernarios, qué aporta anímicamente digo, el conocer la opinión de alguno de aquellos sobre el político al que le ha tocado gestionar una situación que por cierto, a nadie le gustaría tener que afrontar con la carga impuesta de tener que tomar decisiones.

Posiblemente el despropósito del actor (que cada uno piense en quien prefiera) sea aún mayor cuando esas opiniones o constataciones las transmite a través del teléfono inteligente. Alguien no sé de dónde, dice lo que sea en el sitio que quizás conozca, y hay una cohorte enorme de pupilos, dispuestos a hacer de aquello, algo generalizado. ¿Qué le reporta a mi abuela que está sola en casa, saber si pepito es un canalla, o si juanito ha hecho horriblemente mal no sé que cosa?, ¿qué le reporta anímicamente? Si después de unos días mi abuela tiene que acudir al centro sanitario, ¿es posible que se apoye en aquellas críticas oídas o es posible que se incremente su congoja por lo que escuchó en la radio con una perfecta dicción?

Hagamos la crítica en privado, entre amigos o en familia, pero no lo hagamos públicamente porque ciertamente ahora deberíamos estar todos a lo mismo. Deberíamos estar ocupados en animar o acompañar a la tropa. Pero sigue ocurriendo que no sé qué líder afirma tal cosa, y después el subalterno de ese mismo líder, pierde la compostura antes del telediario poniendo a parir al gestor. Mi abuela no se lo merece. Reclamo un quantum de solidaridad. La solidaridad de las casas y de las aceras que pisan los que van a comprar el pan.

Rafael Álvarez Nogal es profesor de Biología Celular en la Universidad de León y poeta
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