Purines sí, pero bajo tierra

La Junta debe decidir entre aplicar la normativa que obliga a inyectarlos o abrir un periodo para que el agricultor adapte la maquinaria o la compre nueva

T.G.
25/01/2018
 Actualizado a 19/09/2019
Modelo de cuba por el que tendrán que apostar los agricultores a la hora de inyectar el estiércol en el suelo. | L.N.C.
Modelo de cuba por el que tendrán que apostar los agricultores a la hora de inyectar el estiércol en el suelo. | L.N.C.
El empeño de la Unión Europea en materia de agricultura y ganadería es que se practique una actividad en el campo que sea más sostenible y respetuosa con el medio ambiente. Para conseguirlo, las ayudas económicas de la Política Agraria Común (PAC) están cada vez más supeditadas a fomentar en la práctica el equilibrio entre la actividad agrícola y ganadera y el cuidado del medio en el que se practica. Encaminado a ello está la nueva política sobre el vertido de purines en los cultivos, que llega a través del Real Decreto 980/2017, de 10 de noviembre, que modifica al anterior en el que se establecían las normas de la condicionalidad que debían cumplir los beneficiarios que reciben pagos directos en la PAC. Con vigencia desde el 1 de enero, la nueva norma prohíbe la aplicación de purín en superficies agrícolas mediante sistemas de plato, abanico y cañones, así como obliga al pronto enterrado de estiércoles sólidos.

La nueva normativa de aplicación de purines pretende evitar la emisión de gases a la atmósferaEsta medida que será obligatoria en un futuro, puede ser aplicada o no por cada Estado miembro de la Unión Europea, algo que en España está aún por definir. La nueva normativa surge de la necesidad de enterrar el abono en el menor tiempo posible después de su aplicación para evitar la emisión de gases a la atmósfera así como por la queja de vecinos del medio rural por el mal olor que conlleva en determinadas ocasiones esta aplicación del purín.

Enfado del sector

Las nuevas leyes afectan tanto al ganadero que produce los purines (de vacuno y porcino mayoritariamente) como al agricultor que los utiliza. Por ello, y aunque el sector no se opone a encaminar sus pasos hacia el desempeño de las actividades ganaderas en unas mejores condiciones para los propios profesionales y para su entorno, los sindicatos agrarios ya han salido al paso de la nueva normativa a la que esperan que la Junta de Castilla y León se acoja a través de un periodo de transición. Y es que el cambio de la normativa implica la renovación de la maquinaria por parte del agricultor. «Un cambio tan importante no puede hacerse de la noche a la mañana y a golpe de Real Decreto, sin hacer ningún esfuerzo por lograr un mínimo consenso con el sector», lamenta Asaja. En el mismo sentido se ha pronunciado la Alianza Ugal-Upa que en palabras de Matías Llorente piden a la Junta que aplique un periodo de transición y «sacar una serie de medidas para que los ganaderos y agricultores reconviertan su maquinaria hacia el método de la inyección porque lo que ahora utilizan no sirve». «Lo que tienen es que controlar más también el purín que viene de papeleras y vertederos», incide.

Asimismo, UCCL recuerda que en primavera el purín se aplica directamente sobre las superficies agrícolas ya sembradas, por lo que «su aplicación mediante sistemas de inyección sería imposible ya que supondría levantar el cultivo». A estas pérdidas suman el gasto que conlleva el cambio o compra de nueva maquinaria que podría suponer «una inversión de más de 150.000 euros por explotación para poder inyectar los purines».

Por su parte la ministra del ramo, Isabel García Tejerina, ha afirmado que «va a sacar una convocatoria de ayudas para cambiar la manera de esparcir los purines» ya que España supera los niveles de amoniaco «en una cantidad importante y más del 90 por ciento procede del sector agrario».
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