Purificación Fernández: "Inculcamos los valores salesianos para ayudar a los más necesitados"

La responsable de 'Madreselva León' detalla los proyectos de la ONGD en todo el mundo

L.N.C.
03/03/2021
 Actualizado a 03/03/2021
Purificación Fernández Fernández, responsable de la delegación leonesa de la asociación.
Purificación Fernández Fernández, responsable de la delegación leonesa de la asociación.
Purificación Fernández Fernández es hija de María Auxiliadora, es decir, salesiana, avezada en la enseñanza, durante muchos años entregada a la formación religiosa para adultos, aunque también navegó con soltura enlos dominios de la lengua y la literatura en Madrid, y responsable desde hace siete años de la ONGD ‘Madreselva León’. Esta es una de las cinco delegaciones de la Organización No Gubernamental y de Desarrollo desplegadas en España, aparte de la sede central ubicada en Madrid, Salamanca, Lugo, Albacete y Vitoria.

Madreselva León’ echó a andar en 1984 con el sello salesiano por bandera y la convicción de que un mundo mejor es posible, gracias a la cooperación internacional. Somos, explica Purificación Fernández con una fe enraizada en lo más profundo de su corazón, «el nexo entre la sociedad, ya sea la familia los jóvenes o las instituciones, y los numerosos proyectos gestados por las Salesianas para ofrecerles a los más desfavorecidos, niños, jóvenes y abandonados, una oportunidad, una alternativa». Su campo de operaciones se extiende por muchos países de los tres continentes más asolados por la desigualdad, África, América del Sur y Asia, cerca de cuarenta naciones muy tocadas por la miseria, las guerras, el abuso a niños y niñas: el listado de los horrores que puede realizar el ser humano en estos países es muy largo.

«¿Nuestro objetivo? Es dar la vida por ellos, por los más jóvenes, somos una unidad en una diversidad y por eso buscamos una formación integral y trabajamos los valores que todas las personas llevamos en nuestro interior». Así lo asegura la responsable de esta ONGD, desde hace siete años al mando del timón de una organización que es capaz de sacar lo mejor de una sociedad aletargada, para ayudar a niños y niñas jóvenes de países en donde disponer de agua corriente es un lujo al alcance de muy pocos y la educación un sueño imposible. Pero toda esta historia no sería factible sin la convergencia de unos duendes de carne y hueso, los voluntarios. Desde entonces y hasta finales de 2018, tal y como reseña su memoria, unos mil quinientos.

– Madreselva nace en 1984 y desde entonces no ha parado. De hecho en estos momentos hay más de dos mil niños que participan en programas en 26 países. Y la lista de espera es enorme. El dinero es importante, pero los voluntarios también.
– Además del espíritu salesiano y la aportación de familias e instituciones el voluntariado es básico para establecer los puentes entre los proyectos que diseñamos y su puesta en escena en los lugares concretos. A veces antes de dar otros pasos hay que establecer alguna infraestructura básica, como agua potable o un techo para dormir. El papel de los voluntarios es fundamental. Después de un proceso formación ellos se trasladan a los lugares más alejados para dar una oportunidad a jóvenes o niñas que no tienen nada. Nos ha pasado a veces que cuando en cualquier lugar recóndito se enteran que se ha establecido una comunidad salesiana la gente viene con todo lo poco que tienen, algunos enseres y sus hijos y hay que dar cobertura a sus necesidades.

– León también pone su granito de arena, aunque la pandemia ha limitado buena parte de esta actividad.
– Es todo un orgullo. Durante mucho tiempo hemos mantenido un taller de dos horas a la semana, los jueves de cinco a siete de la tarde, para confeccionar vestidos para la infancia, la adolescencia y la juventud destinados a muchos confines de África, Asia o América Latina. Y los llevan orgullosos nuestros voluntarios que se formaban los fines de semana, y que como te he señalado abonan el coste del viaje y allí viven en nuestras comunidades. Es curioso, rezuman felicidad por todos los poros. Tanto como esas mujeres que esperaban la tarde de los jueves para hacer felices a niñas y niños que no tienen muchas veces motivos para sonreír y sin embargo se sienten muy felices. El taller era un fiesta y se respiraba un ambiente salesiano, incluso hemos celebrado las fiestas de carnaval, de Santa Lucia o de Navidad. Algunas de ellas tomaban algún tipo de medicación y algunas semanas después nos confesaban que ya no la necesitaban.

– La pandemia ha paralizado este taller que, imagino, volverá cuando pase todo.
– No olvidemos que somos el Centro de Formación Profesional María Auxiliadora y que, como ha sucedido en otros centros, ha habido que modificar el espacio. Hemos convertido dos aulas en una para poder mantener las distancias y para cumplir todas las normas establecidas. Incluso usamos los pasillos para poder mantener los planes de estudio. Cumplimos todos los requisitos que dictan las autoridades.

– Han formado parte de la Plataforma del Voluntariado de León desde hace tiempo. Es un apoyo más para dar visibilidad a tanto trabajo.
– Como ONGD, Madreselva ya lleva años en la plataforma porque si es una ayuda más para seguir trabajando en tantos y tantos sitios que nos necesitan. Hemos hecho muchas cosas y hemos ayudado a muchas personas pero quedan muchas poblaciones abandonas a su suerte que necesitan desde lo más imprescindible antes de emprender otros proyectos para mejorar su calidad de vida. Hay mucha gente que no nos conoce y que de pronto se entera de lo que hacemos y se unen a nosotros, ya que garantizamos que desde el primer al último euro que nos dan todo llega a su destino. Forma parte, insisto una vez más, del estilo de vida salesiano. Es el legado que nos dejaron Don Bosco y la madre Mazzarello que trabajó con ahínco ayudando a muchas mujeres que iban con lo puesto y sin recursos a buscar empleo en Piamonte, en pleno auge de la revolución industrial del siglo XIX. Ha habido gente con mucha preparación, con varias carreras, que se han acercado anosotros porque les faltaba algo. Querían llenar el vacío que tenían en materia de valores, que no forman parte de la oferta educativa. Son valores que nos ayudan a dar sentido a la vida.

– ¿Se refiere a todo lo concerniente a lo eucarístico?
– También forma parte de esta manera de entender la vida de la que hablamos. A nuestros alumnos les invitamos a que compartan con nosotros cualquiera de los eventos eucarísticos que organizamos y la respuesta casi siempre es muy positiva. Es otra vía para sacar a flote los valores que a veces tenemos paralizados y que nos deben servir para trasladar a la sociedad las dificultades que aun padecen millones y millones de personas en muchos sitios perdidos, de los que no se hablan.

– Otras de esas vías es el apadrinamiento de niños.
– Un euro al día puede cambiar el destino de estos niños. También nos han pasado cosas muy curiosas. Una vez un profesional muy cualificado en su trabajo entró en contacto con nosotros casi de casualidad y hablamos de este capítulo y de lo que suponía para estos niños un euro al día, una oportunidad muy difícil en su entorno en donde falta todo. La persona no dijo nada y poco tiempo después nos entregó un sobre con mucho más dinero del preciso para un año. Y desde entonces no han faltado sus aportaciones.

– El 2020 ha sido un año raro para todos. Ahora ya estarán pensando en este 2021.
– Durante la pandemia tuvimos que parar algunas actividades donde la presencia es importante. En otros casos trasladamos algunas de ellas a la red y claro que ya estamos pensando en retomar lo que hemos aplazado. Pero habrá que hacerlo con cautela.

– La columna vertebral de los ingresos son las aportaciones privadas. Y siempre hablan con cariño infinito de esos rastrillos populares que son un buen escaparate para ‘Madreselva’.
– Sí. Siempre que hemos realizado un rastrillo la respuesta ha sido multitudinaria, tanto para montar lo stands como para vender lo que se expone en los puestos. Vivimos unos momentos difíciles pero siempre hemos encontrado ayuda en la sociedad.
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