Punto y final a Sama-Velilla

Tras años de amenaza latente, Red Eléctrica ha presentado ante el Ministerio para la Transición Ecológica el estudio ambiental para el desmantelamiento de la línea eléctrica de alta tensión

Estefanía Niño
25/09/2022
 Actualizado a 25/09/2022
En la fotografía, un momento de una manifestación en contra del proyecto celebrada en Cistierna en junio de 2008. | ICAL
En la fotografía, un momento de una manifestación en contra del proyecto celebrada en Cistierna en junio de 2008. | ICAL
Hace unos años parecía imposible. Una batalla perdida de antemano. Una verdadera lucha de David contra Goliat, pero el cambio de modelo energético y la crisis económica han puesto el punto y final a la amenaza conocida durante años como la Sama-Velilla. Esta misma semana el periódico asturiano La Nueva España anunciaba el inicio del desmantelamiento de la línea eléctrica de alta tensión Lada-Velilla. Concretamente, el citado medio publicaba que «Red Eléctrica de España acaba de presentar ante el Ministerio para la Transición Ecológica el estudio de impacto ambiental para el desmantelamiento de la línea eléctrica de alta tensión Lada-Velilla», al tiempo que indicaba que «se pone en marcha la maquinaria administrativa para eliminar un polémico tendido cuya construcción se inició hace 38 años, que nunca llegó a entrar en servicio».

Sama-Velilla era el proyecto alternativo de esta línea que encontró en la provincia de León una fuerte oposición ciudadana. Se trataba de un trazado alternativo para no afectar al parque asturiano de Redes ni a espacios protegidos de Castilla y León. El objetivo era poner en funcionamiento una línea de alta tensión entre los municipios de Langreo (Asturias) y Velilla del Río Carrión (Palencia). Se planteaba como una autopista energética atravesando la montaña leonesa con un doble circuito de 400 kV recorriendo a su paso casi 124 kilómetros y 19 municipios, en su mayor parte a través de León. Concretamente, a su paso por nuestra provincia el trazado discurría por terrenos de Cebanico, Cistierna, La Ercina, La Pola de Gordón, La Robla, La Vecilla, Matallana de Torío, Prado de la Guzpeña, Santa Colomba de Curueño, Valderrueda, Vegacervera, Vegaquemada y Villamanín.

En cifras, la línea contaba con un presupuesto de unos 40 millones de euros, y una extensión total de 123,802 kilómetros, de los que 32,397 discurrirían por Asturias, 87,756 por León y otros 3,649 por la provincia de Palencia.

Una férrea oposición


El proyecto no fue coser y cantar, y es que se topó con una fuerte oposición en su mayoría ciudadana que se plantó y dijo ‘No a la línea’. Diversas asociaciones, colectivos y plataformas leonesas como las plataformas ‘No a la línea alta tensión Sama-Velilla’, ‘SOS Alta tensión’, o la Asociación Bodón, dieron la batalla a través de diferentes iniciativas de protesta y bajo un claro argumento: ‘la alternativa cero’, entendiendo que no existiría ningún trazado aceptable al razonar que la línea no era necesaria.

Se sucedieron las protestas y concentraciones en los territorios por los que se proyectaba el tendido, como fue el caso de La Pola de Gordón, Ciñera, Puente Almuhey, Cistierna, o Sopeña de Curueño, llegando incluso hasta la capital leonesa.

También hubo otras formas más simbólicas de llamar la atención y mostrar el rechazo al proyecto, concretamente combatiéndolo con arte. El escultor y pintor Diego Segura creaba una obra llena de fuerza para mostrar el impacto que tendría Sama-Velilla en la montaña leonesa. Un rayo, sencillo pero fuerte, atravesando la montaña protagonizaba la escultura ‘Damocles 88-8000k’ que hacía referencia a los casi 88 kilómetros de montaña leonesa que se verían afectados por este tendido.

En agosto de 2009 nacía el Movimiento Cívico contra la Sama-Velilla, una plataforma que aglutinaba a representantes políticos, sociales y culturales. En resumen, reunía a todos los opositores ante una línea que consideraban innecesaria y dañina para la provincia de León,argumentando que la unión haría la fuerza.

Una marea de alegaciones 


León, o más bien la ciudadanía, se negó a sacrificar montañas, bosques y valles para abrir paso a la proyectada autopista energética. Una oposición que se plasmó en más de 27.500 alegaciones que aludían a los efectos sobre la salud pública, alusiones a los efectos medioambientales negativos, o la innecesariedad real de evacuar energía, entre otros, presentadas por particulares, colectivos sociales, empresariales y políticos que conforman la plataforma contra el proyecto que promovía Red Eléctrica.

El amplio volumen de las objeciones presentadas contra la línea provocó retrasos en la contestación de las mismas, paralizando los plazos marcados inicialmente para poder obtener la necesaria declaración de impacto ambiental favorable para seguir avanzando, que debía ser concedida por el Ministerio de Medio Ambiente.

El escarabajo verde 


La problemática de la línea protagonizó un documental emitido en La 2 de Televisión Española dentro del espacio ‘El Escarabajo Verde’, el magazine sobre ecología y medio ambiente, que se centra en las relaciones que la humanidad establece con su entorno. Bajo el título ‘Contra Corriente’ recogía la problemática ante el proyecto eléctrico, mostrando un día normal en la vida de diferentes personas cuya vida quedaría condicionada por el paso de la línea de alta tensión que, como manifestaban claramente, «Ni quieren ni necesitan». El documental ganó notoriedad y traspasó fronteras, siendo premiado en el XXXV Festival de Cine Ambiental de Eslovaquia.

El informe lago


La oposición del tendido contó con personalidades como los escritores Julio Llamazares, Jesús Díez y Ángeles Caso, o el científico Juan José Badiola, entre otros muchos. Uno de ellos fue Julio Lago Rodríguez, profesor titular de Economía Financiera en la Facultad de Económicas de la Universidad de León, que elaboró el conocido como ‘Informe Lago’. Se trata de un documento elaborado a partir del mapa de producción y generación de energía eléctrica en España, que argumentaba lo innecesario de la línea eléctrica pues, frente a su justificación por la garantía del suministro y la seguridad en las redes eléctricas, los datos mostraban una generación peninsular de 93.000 megavatios mientras que el consumo era de 35.000. Lago utilizó los datos oficiales para desmentir la necesidad de nuevos tendidos eléctricos.

El fin del carbón


El cambio del modelo energético con la descarbonización y el cierre de las centrales térmicas en Asturias y Castilla y León fue el ‘puntapié’ definitivo para dar carpetazo al proyecto. Como de la noche a la mañana la amenaza desaparecía. La línea se proyectaba para unir las centrales térmicas Lada y de Velilla del Río Carrión, pero en noviembre de 2017 se anunciaba la clausura de las instalaciones.
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