Punto y final a la historia de la Hullera

La reciente decisión de la que fuera empresa modelo del sector de liquidar la sociedad cierra 123 años de historia y toda una forma de vida en la comarca

Estefanía Niño
14/02/2016
 Actualizado a 18/09/2019
Inauguración del Pozo Ibarra, Ciñera, año 1930. | S.A.H.V.L.
Inauguración del Pozo Ibarra, Ciñera, año 1930. | S.A.H.V.L.
La Hullera Vasco-Leonesa, buque insignia del empleo en la montaña central leonesa durante más de un siglo, cierra sus puertas. La sociedad minera comunicaba el pasado jueves 11 de febrero su decisión de presentar ante el Juzgado de Primera Instancia número 8 y de lo Mercantil de León la solicitud de apertura de la fase de liquidación de la compañía. Una medida, esperada aunque devastadora de la comarca, que aseguran en un comunicado que han tomado en "aras a favorecer una salida lo menos perjudicial para los intereses de trabajadores y acreedores de la sociedad, no sin antes lamentar que los principales agentes implicados, clientes, instituciones públicas, entidades financieras y aquellos acreedores que han sido emblemáticos en el devenir productivo de los más de 120 años de historia que avalan la trayectoria de la sociedad, no hayan podido encontrar fórmulas de superación de una situación económica que ha devenido como consecuencia de imposiciones legales cuando no de las políticas energéticas articuladas por las administraciones públicas y compañías eléctricas".

Esta liquidación marca el fin de una era en la montaña central leonesa, en la Cuenca Ciñera-Matallana que durante los últimos años ha vivido con el carbón como principal motor. Se pone fin así a 123 años de la Hullera y su actividad minera, una actividad que estuvo marcada en la comarca por una profunda revolución industrial y social con el carbón como protagonista.

Durante décadas la firma se expandió con proyectos como la planta de cemento y aglomerados en La Robla, el lavadero o la nueva mina La historia de La Vasco se remonta al año 1893, momento en el que la compañía minera fue fundada a partir de la Compañía Amézola y Cía, con un capital social suscrito de 1.375.000 pesetas, dividido en acciones de 500 pesetas. Sin embargo, en aquellos momentos, las cuencas leonesas y asturianas concentraban la mayor parte de la actividad extractiva, por lo que a la Hullera le costó trabajo hacerse un hueco. Fue precisamente el despunte industrial del País Vasco el detonante que afianzó a la minería leonesa con la construcción del ferrocarril Bilbao-La Robla, realizado para que las cuencas abastecieran a la siderurgia vasca. Comenzaba entonces la historia de la que ha sido una de las empresas mineras más fuertes y solventes del panorama nacional, en 1912 la Hullera alcazaba una producción de 100.000 toneladas de carbón.

A principios de los años 40, Emilio del Valle Egocheaga hizo una oferta de compra de las minas, instalaciones y resto de bienes de la sociedad, cambiando de esta manera los dueños de la minera. Desde esta operación empresarial, las familias del Valle, Manzanares y Diez, se convirtieron en el núcleo accionarial más importante. Se abría entonces una etapa expansiva y de crecimiento, con altos récords de producción, y con la puesta en marcha de infraestructuras como una planta de aglomerados y una fábrica de cementos en La Robla.
Las décadas de los 60 y los 70 también estuvieron marcadas por el desarrollo industrial de la minera y por proyectos tan ambiciosos como la construcción de una central térmica en La Robla. Asimismo, se pusieron en marcha otros proyectos para afianzar el futuro de la minera, como la construcción de un túnel para transportar el carbón desde las explotaciones a La Robla y el nuevo lavadero de La Robla. Años dorados en los que el empleo era boyante en la comarca y atraía a gente de otras provincias.

En el año 1912 la Hullera Vasco-Leonesa alcazaba la producción de 100.000 toneladas de carbón En la década de los 80 se pone en marcha el proyecto de la ‘Nueva Mina’, todo un hito en Europa debido a su singularidad que se iniciaba ante la necesidad de dar continuidad a las zonas de explotación. En el año 1991 la minera, ya totalmente afianzada, vivió una de las huelgas más sonadas de su historia. Encierros y protestas fueron la tónica general durante meses protagonizada por los trabajadores como medida de protesta ante la falta de soluciones por el conflicto por la firma del convenio de empresa.

Tras décadas doradas e inversiones, las expectativas de la compañía apuntaban a que sus explotaciones contaban con unas reservas de carbón que garantizarían su continuidad hasta al menos el año 2025. Sin embargo, la crisis financiera y la inestabilidad del sector han marcado los últimos años de la minera, prácticamente encadenando expedientes de regulación de empleo para su plantilla y las empresas auxiliares. El impago de las ayudas, el incumplimiento de lo pactado en el Plan del Carbón, la problemática para la quema de carbón en las centrales térmicas,o la imposibilidad de que el Gobierno Central pusiera en vigor un mecanismo para regular la compra y quema de mineral nacional han marcado la crisis minera de los últimos años. Una crisis que en el caso de la Hullera Vasco-Leonesa cierra 123 años de historia y deja huérfana a una comarca que ha desarrollado toda su forma de vida en torno al carbón.

La Hullera Vasco-Leonesa cerrará en el presente 2016, poniendo punto y final más de un siglo dedicada al sector extractivo. Con la fase de liquidación voluntaria se escribe el último capítulo de la reconocida firma minera que, durante décadas, ha sido un referente en el sector del carbón. Un cierre anunciado y esperado que, pese a las malas perspectivas, no cierra las puertas a que la minería pueda seguir estando activa en la montaña central leonesa. Ahora, todas las miradas y esperanzas se concentran en una pequeña probabilidad, que un posible comprador se haga con las instalaciones y ponga en marcha de nuevo los tajos.
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