Pulvis es et in pulverum...

29/12/2017
 Actualizado a 09/09/2019
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La calle es la vida. Por eso a los que les va muy bien en la vida dejan de pisar la calle, no vaya a ser que se contaminen de la realidad.

En la calle hay pobres que se colocan ante un cartel que a veces te cuenta su vida y otras sólo te aclaran «soy español» (¡qué tiempos!). Y el mismo sueldo que ellos, la voluntad, piden otros que tocan la guitarra con desgana, la acordeón con exceso de celo o mimos que nada perturba su quietud durante horas. Unas veces es un minero negro como el destino del oficio, otras veces es un Cristo crucificado que nos recuerda, incluso en estos días de villancico y polvorón, de cordero y turrón, que ‘pulvis es et in pulverum reverteris’, que polvo somos y...

Ahí quietos parecen querer recordarnos que estas alegrías para el cuerpo son pasajeras, que los villancicos dan paso a las carracas, que los atracones de cordero se convertirán en tiempos de pescado y abstinencia (salvo que tengas dinero para comprar la bula y entonces ya comes lo que quieras, pero si eres de estos últimos ya has decidido no pisar la calle para que no te manche ni la realidad ni el mimo).

Ya sé que soy un tocapelotas (más bien Mauri, que es quien trae la imagen hasta este rincón de salida) pero el extraño ritmo de los tiempos cristianos marca que estamos hoy celebrando que nace un niño, pero en dos meses lo matan, como bien recuerda el mimo. No os vengáis arriba.
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