Pues imagínate en madreñas

Entre los fieles de la división, que son los más y por supuesto más numerosos que los partidarios de sumar, los hay que le echan imaginación y hasta dividen el mundo entre los países en los que hay que dejar los zapatos a la puerta del hogar y otros muchos lugares y los que entrar con las ‘botonas’ llenas de barro hasta la cocina. Es una forma de verlo.

León debería estar entre los segundos siempre que se haga la salvedad de la existencia de la alternativa de las madreñas, cuyo rito de uso y disfrute contempla sin excepciones que se deben dejar a la puerta para seguir el camino en zapatillas. Así llegaras a muchos portalones de nuestros pueblos y te encuentras con lo que te parecerá un muestrario de madreñas y realmente solo significa que está todo el mundo en casa.

En la cultura de posar los zapatos antes de entrar –Japón, India, Hawai, Alaska...– la causa suele estar relacionada con lo sagrado, las creencias y motivos de alta alcurnia, que dirían los clásicos.

Por ello tiene mucho sentido la imagen. En esta tierra de madreñas y pocos motivos para descalzarse si hay algo que se ha ganado la condición de templo y sagrado es el estadio y el fútbol, respectivamente.

¿Te exigirán mostrar mucho más respeto ante el cuidado césped del Reino de León que ante la puerta de la Catedral? No tengo respuesta, la verdad.