sergio-jorgeb.jpg

"¿Puedo abrazarlas?"

23/09/2020
 Actualizado a 23/09/2020
Guardar
La oleada de nuevos casos de coronavirus es casi directamente proporcional a la de estudiantes que cada día se ven por las calles de León antes de las nueve de la mañana y también cuando salen de clase a la hora de comer. No quiero ni pensar en los quebraderos de cabeza que tienen estos días los padres y madres, que tienen que cumplir con mil normas para que pequeños y pequeñas puedan volver a reunirse con sus amistades varios meses después del último día que compartieron pupitre, juegos y malicias.

Y como cada estudiante es un mundo, y sus progenitores también, iremos viendo cómo se desarrolla la vuelta al cole, que este miércoles ya tiene ocho aulas confinadas en la provincia de León.

Habrá padres y madres que lleven a sus hijos e hijas aunque tengan síntomas, mientras que en otros casos en cuanto detecten algo parecido a una tos no permitirán que vayan a clase, no sea que contagien a los demás. Y también, obviamente, habrá quien vaya a clase sin saber que porta el virus más famoso del siglo, con el consiguiente peligro para el resto del alumnado, incluido un profesorado que este año ha visto cómo se multiplicaban sus deberes. Y nunca mejor dicho.

Así que la responsabilidad de padres y madres es este año también mucho mayor. Porque transmitir a cada escolar que no debe quitarse la mascarilla y que debe estar alejado de sus mejores amistades no es fácil, pero sobre todo lo complicado será que se cumpla. «¿Puedo abrazarlas?», preguntaba el otro día un chico de unos 13 años junto a la Catedral, cuando se había encontrado con unas amigas a las que, por lo que se veía, hacía mucho que no venía. «¡No, no, no!», le decía su madre mientras ellas y él miraban con una pena que en ningún momento ablandó a esa mujer que encarna lo que ahora por desgracia debe mandar: la razón frente al corazón.
Lo más leído