28/08/2018
 Actualizado a 07/09/2019
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Gran parte de la población española ya no recuerda las compungidas palabras del Presidente Arias Navarro: «Franco ha muerto». La muerte no debemos deseársela a nadie, pero, mirando las cosas en plan positivo, muchos vimos en ella el comienzo de una esperada nueva etapa de la historia de España, sin dejar por ello de reconocer también las cosas buenas que Franco hizo por la nación española. Lo que no podía imaginar Arias Navarro es que cuarenta y tantos años después, como el Cid Campeador, Franco iba a seguir dando batallas y que algunos españoles seguirían considerándolo como un peligro, hasta el punto de que para el gobierno actual se ha convertido en su principal preocupación. Ni el paro, ni la inmigración, ni el peligro siempre constante del terrorismo, ni la unidad de España, les preocupa tanto como sacar los huesos de Franco de su tumba.

Tal vez por eso estos días aparece en las redes sociales una pregunta que me atrevo a hacerte a ti, querido lector: «¿Qué es más urgente y necesario para el bien de España: sacar a Franco del Valle de los Caídos o sacar a Pedro Sánchez de la Moncloa?». Aunque a veces algún lector haya respondido por carta a mis preguntas, lo único que sugiero ahora es que cada cual se responda a sí mismo sinceramente a la pregunta que acabo de formular. Que conste que no se trata de juzgar al Partido Socialista, sino al presidente del Gobierno con el que muchos buenos socialistas tampoco están de acuerdo.

Hace pocos días la comarca leonesa de La Cepeda rendía un sentido y merecido homenaje a su gran poeta Eugenio de Nora, uno de cuyos libros más famosos es ‘Pueblo cautivo’, escrito en la década de los cuarenta, en el que se hace una crítica al régimen de Franco. Salvadas las distancias y los contextos, ¿no habría que hurtarle el título para referirnos a la situación actual del pueblo español? Porque en definitiva es el pueblo el que está llamado a elegir a sus gobernantes. ¿Será el pueblo español, cuando lo llamen a las urnas, un pueblo realmente libre o será un pueblo cautivo de políticos populistas y demagogos que solo buscan el poder en provecho propio? Y si las cosas siguen el rumbo que están llevando, ¿no tendría este pueblo que salir a la calle pidiendo cuanto antes poder acudir a las urnas?

No me atrevería a exponer públicamente este deseo, si no fuera porque estoy convencido de que es un granito de arena que quiere unirse al creciente clamor popular de quienes no se resignan a ser un pueblo cautivo.
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