Secundino Llorente

Pública y privada: aprendizaje en periodo de pandemia

12/05/2022
 Actualizado a 12/05/2022
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A finales del mes de marzo, los dos periódicos de mayor tirada nacional, ‘El País’ el día 24: «¿Por qué el alumnado de la escuela pública ha perdido más aprendizaje en la pandemia?» y ‘El Mundo’ el día16 «La factura escolar del Covid: los alumnos de los colegios públicos aprendieron un 54 % menos de Matemáticas», publicaron un estudio comparativo del aprendizaje de la pública y la privada en periodo de pandemia. La espoleta o detonador fue un estudio elaborado por Esade Ecpol y la Fundación Cotec, que analiza la situación del País Vasco y refleja que en el contexto extraordinario del cierre escolar de la primavera de 2020 por el confinamiento el alumnado de la escuela pública experimentó una pérdida de aprendizaje significativamente muy superior. Según el estudio, los representantes de la comunidad educativa y expertos en educación explican que hubo factores estructurales que impidieron a los centros públicos adaptarse con la misma agilidad que los concertados al cierre escolar.

El lunes, día 16 de marzo de 2020, el sistema educativo español vivió una situación sin precedentes al tener que cerrar a cal y canto todos sus colegios por el Covid. Los alumnos se vieron forzados a estudiar desde casa y la enseñanza ‘online’ dio sus primeros pasos en buena parte de los hogares, donde en un tiempo récord tenían que familiarizarse con los Meet, Zoom, los Quizziz, el Classroom o el Kahoot. A mediodía del lunes 16, yo hablaba con Fátima, profesora de inglés y coordinadora del Bachillerato Internacional del colegio privado Arcángel Rafael de Madrid, y me comentaba que: «Ha sido un fin de semana de locos, el sábado me reuní con mis treinta alumnos y sus padres para marcar un protocolo claro, el domingo he pasado por las casas de todos los alumnos que me lo han pedido, hoy lunes empezamos reuniéndonos los profesores y ya hemos seguido el horario de clase normal, vía ‘online’, sin ningún problema especial y con la asistencia de todo el alumnado». Esa fue mi experiencia en un colegio privado. En la enseñanza pública todo era diferente. En los grupos de WhatsApp de antiguos compañeros los comentarios decían que en los institutos había tardado mucho en organizarse todo el sistema de clases ‘online’. Por otra parte, algunos alumnos me comentaban que la desorganización era total. Ahora, leyendo el artículo del periódico en ‘El País’ veo que un alumno repetía exactamente lo mismo que mis alumnos de confianza. Álvaro, alumno de un instituto valenciano, lo recuerda por su parte así: tardamos unas dos semanas en tener las clases organizadas. Y online sólo tuvimos inglés. En las otras clases nos mandaban deberes y trabajos para hacer por correo. Cuando tenías una duda, podías enviarla. Había materias como Geografía e Historia que podíamos estudiar bien por nuestra cuenta. Pero en otra, como Matemáticas, había cosas que no entendía y tenía que preguntarles a mis padres o buscarlo en Google. Esta fue mi experiencia personal de aquellas fechas que coincide exactamente con el informe de Esade Ecpol y la Fundación Cotec.

Ahora hemos sabido que los estudiantes de la generación Covid matriculados en la escuela pública aprendieron un 54 % menos que lo habitual en Matemáticas, mientras que en la concertada ese porcentaje fue de un 7 %. El trabajo se ha realizado en el País Vasco pero sus autores sostienen que es extrapolable a toda España. Lo han hecho analizado los resultados de las pruebas externas de diagnóstico vascas de 4º de Primaria y 2º de ESO, midiendo la evolución de resultados desde antes del Covid hasta un año después del confinamiento, en marzo de 2021, cuando ya llevaban seis meses asistiendo a clases presenciales, y comparándola con la evolución de los alumnos de años anteriores no afectados por la pandemia. Es un modelo que se conoce como «diferencias en diferencias» y que han popularizado los últimos galardonados con el Nobel de Economía. La investigación ha sido excelente y seria, y señala que las escuelas de titularidad pública concentran la mayor parte de la pérdida de aprendizaje del alumnado, mientras que en los centros concertados apenas se registran daños un año después del comienzo de la pandemia. Parece obligatorio que nos hagamos esta pregunta: ¿Por qué a la pública le ha ido peor? Nos responde el autor del estudio: «Porque tiene menor autonomía de gestión y menos incentivos para manejar una situación donde la respuesta del centro era muy importante». Los centros concertados, en efecto, estuvieron más preparados para afrontar la enseñanza telemática porque muchos ya disponían de recursos ‘online’ y trabajan en red. Además, estuvieron obligados a «rendir cuentas» ante las familias mucho más que en la pública, donde los profesores no se dieron tanta prisa en dar el salto a lo digital.

No me resisto a poner una coletilla al informe de Esade Ecpol y la Fundación Cotec, con el que estoy de acuerdo, pero quiero romper una lanza en favor de los miles de profesionales de la enseñanza pública que se rompieron el alma, con el viento en contra y casi siempre en solitario, para sacar el máximo provecho de sus alumnos en aquellos terribles momentos. Yo doy fe de alguno de estos profesionales. ¡Enhorabuena valientes! Que conste en acta también vuestro trabajo, vuestra entrega y vuestro cariño a los alumnos.
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