Proteger las estatuas

Medio centenar de cargos y militantes de Vox se pasaron la noche protegiendo el monumento a Colón de Valladolid para evitar que fuera atacado «por los enemigos de España». Es el segundo año que realizan esta vigilancia en la Fiesta de la Hispanidad porque hubo una vez, en 2019, que un idiota ignorante arrojó pintura roja. Vox ha encontrado su discurso en las grietas de la excepcionalidad. Sucede lo mismo en la cruzada contra la violencia de género o la inmigración. Airean peligrosamente las excepciones tomándolas como generalidad para sostener su relato belicista y excluyente.

En la guardia de la estatua no faltó una bandera gigante de España y las miradas condescendientes de los paseantes ante el espectáculo vacío de lo innecesario. Solos, como siempre, se apropiaron otra vez de los símbolos y la historia de nuestro país y se apresuraron a señalar, del mismo modo sectario que hacen los independentistas con los catalanes, quiénes son los buenos y los malos españoles. Porque lo preocupante es que la bandera constitucional y personajes universales como Cristóbal Colón o Isabel la Católica comiencen a ser asumidos como ultraconservadores en una sociedad empeñada en retorcer la historia. No debemos permitir que Vox se erija como protector de los símbolos y tradiciones comunes porque si algo ha demostrado en estos años es que es un partido donde no cabemos todos. Por suerte, España se parece tan poco a Vox como a Podemos y por eso ambos volverán a terminar engullidos por una mayoría silenciosa moderada e integradora. Más aun después de que la ausencia de gestión y el exceso de extravagancias vuelva a apartarles de unas desgastadas instituciones.

Mientras, tampoco están mal entretenidos protegiendo estatuas que no necesitan custodia. En nuestras ricas ciudades históricas tienen trabajo. En Valladolid que agenden patrullas para Felipe II, Los Héroes de Alcántara y hasta el monumento al cofrade. Recuerden que la Semana Santa también es suya.