10/01/2023
 Actualizado a 10/01/2023
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Uno de los villancicos más bellos y famosos es el que lleva por título ‘Noche de paz’. Aunque a algún famoso gobernante se le apodado como ‘príncipe de la paz’, a quien con todo derecho corresponde este título es al Niño Dios nacido en Belén. La celebración de la Navidad es un tiempo que invita especialmente a poner fin a luchas y discordias, a buscar la paz. En este sentido se entiende que Vladimir Putin haya anunciado que, con motivo de la celebración de la navidad de la Iglesia cristiana ortodoxa rusa, que tiene lugar el seis de enero, habría un alto al fuego de tres días en la guerra de Ucrania.

Inevitablemente me viene a la memoria uno de los protagonistas de las fiestas navideñas, especialmente el día de Reyes. Me refiero a Herodes. Cuenta la Biblia que les dijo a los Magos que le informaran dónde estaba el Niño, para acudir él a adorarlo. También Putin prometió tres días tregua para que sus súbitos pudieran celebrar la navidad en paz y adorar al niño. Como era de esperar, no lo cumplió. Pero, aunque lo hubiera cumplido, no dejaría de ser una farsa: dejar de matar tres días en nombre de Jesús y después seguir con su crueldad matando inocentes. Como Herodes.

Pocos valores hay tan grandes como la paz, la auténtica paz, que va mucho más allá de la ausencia de guerras, pues supone también la justicia y el respeto a los demás, la ausencia de todo tipo de violencia. Por desgracia algunos de nuestros dirigentes poco tienen que envidiar a Herodes. No sabemos cuál sería el número de los llamados Santos Inocentes, pero muchísimo menor que los cien mil niños destruidos cada año en España en el vientre de sus madres. Y que no digan, como comentaba recientemente un político de derechas, que posicionarse contra el aborto es radicalismo. Hace unos días fue asesinada una mujer embarazada. Todo el mundo comprendía que se trataba de un doble crimen por no dar a esa criatura la oportunidad de nacer. Pero, si una madre decide matar a la criatura que lleva en sus entrañas, no estaría mal visto.

Herodes sigue vivo en todo aquel que es capaz de cometer las mayores atrocidades con tal de permanecer en el poder. Sigue vivo en quienes solo piensan en ellos mismos, insensibles ante los problemas y necesidades de la gente, mintiendo y poniendo cara de buenos. Los Magos no se dejaron embaucar de su falsa promesa, no cayeron en la trampa de su mentira. La mentira es un arma muy peligrosa y eficaz. El pueblo ruso es un pueblo engañado. ¿Acaso puede serlo también el pueblo español?
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