Propósitos

02/01/2016
 Actualizado a 15/09/2019
Guardar
Ya estamos a 2 de enero del nuevo año. No es día de fiesta ni de resaca, todo eso ya pasó. Tan fugaz es el tiempo. Si no que se lo digan a 2015. Hoy es un buen día para reflexionar. Y como además coincide con el día que escribo la columna, me viene que ni pintado para valorar lo que ha sido mi año. Podría hacerme la típica lista absurda de propósitos para 2016 e intentar convencerme a mí misma de que los voy a cumplir todos, pero la verdad es que no me apetece. Prefiero hacer balance. Una autoevaluación de cómo me he portado en este último año y de cómo se ha portado él conmigo. Supongo que como todos, he tenido mis momentos de euforia, de llanto, de risas, de decepciones, de frustración, de alegría inmensa, de nostalgia y de miedo ante los nuevos retos. Si tuviera que quedarme con alguna de estas emociones, sería el miedo sin duda. Al contrario que a algunos, el miedo no me paraliza. Me hace avanzar mucho más rápido, como en un gran impulso. Dicen que los grandes cambios en nuestra vida son como una sacudida. Te vapulean, te desorientan, te atemorizan y te hacen sentir mal… Pero después llega la calma. Encuentras tu sitio, comienzas a mirar a tu alrededor con perspectiva y te invade esa bonita sensación: he hecho lo correcto. Me he atrevido y he acertado. Y entonces comienzas a plantearte tu vida de otra manera. Te haces preguntas. ¿Es esto lo que quiero? ¿Me levanto cada día convencida de que esta es la vida que quiero vivir? ¿Estoy en el camino correcto para conseguir esa meta que siempre he querido? Y lo más importante… ¿Me hace feliz? O al menos en general. A veces la respuesta es sí, otros días es regular, y otros es no. Pero siempre te ayudan a cambiar y a redirigirte en tu objetivo. Uno de los míos del año pasado fue el siguiente: sólo me quiero rodear de las personas que realmente merecen la pena. Sólo voy a gastar mi tiempo –lo más valioso que tengo– con aquellos que me llenan, que me aportan y que me hacen crecer como persona. Por el camino he ido deshaciendo lazos que hasta el momento creía muy importantes, pero que ya no lo eran tanto. Creando vínculos nuevos y tratando sólo de enriquecerme personalmente. Y oye, me ha funcionado bastante bien. Si buscáis un propósito para vuestro 2016, que sea ese. Rodeaos sólo de toda esa gente que os hace feliz. ¡A por el nuevo año!
Lo más leído