Propóleos políticos

09/07/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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Tirar de propóleos para combatir las herpes va a ser la tónica de un mandato que se despereza con mentiras. Es el momento de reconocer el humo de cerca para los que llegan y modificarlo dentro del pellejo para reconvertirlo en él mismo pero emanado por las orejas. Y el prurito rabioso se deja ver sin control cuando le toca a uno echar los restos en algo que sopla velas en una tarta ya caduca. Llega la hora de tomar papeles y realidades a sorbos atragantados y toser desde un despacho que brilla y da esplendor, con un cartel de Ilustre en la solapa de la puerta y la mirada puesta en una hemeroteca llena de grandilocuentes ventas que no eran tales. Las alcaldías tiritan en un julio que rompe los termómetros a rojo vivo al ver que hay centros de salud a punto de quedarse en un no o parcelas que se han cedido aún sin tenerlas. Y no hay por donde coser ni tampoco cómo descoser, que si no va para un lado, tampoco parece funcionar avanzando para el otro. Lo único cierto es que la cartera es la reina de la pirámide de los alimentos. Y de glotonería se muere, pero de hambre también. En medio de las cuentas que ni son ni dejan de ser, el consuelo está en el propóleos y en su función curativa o en ver que cada inicio de mandato camina por la misma ruta angosta. El mapa tenía lagunas para recorrerla, pero toca coger desnivel, pillar ritmo y todo para arriba. Y el aplauso si es así llega, verbigracia los logros blanquiazules. Pero hay que ir pasando rondas, y no de vinos, que eso ya le toca a la D.O., sino de los enquistados episodios que otros han ido dejando encallar más. El ‘estamos trabajando en ello’ se permite en el día 15 o 20. ‘Interdit’ a partir del 100 que entonces empieza a coger moho y la cosa se enfría. Estamos en tiempo de descuento. Menos mal que dicen los apicultores bercianos que son capaces de multiplicar por siete la medicina de la abeja...
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