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Prohibido poner carteles

08/02/2015
 Actualizado a 16/09/2019
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La afición a pintar en las paredes es antigua. Hay quien, como Angelos Chaniotis, profesor de Historia Antigua en Princetonque ha estudiado los grafitis aparecidos en Afrodisias(Geyre, Turquía), no duda que tan antigua como la propia humanidad. Por razones no solamente geográficas, sino también culturales, nos resultan cercanos los de Roma o Pompeya que, teniendo másde dos milenios, no dejan de ser recientes si los comparamos con los que conocemos en el Ágora ateniense o con el aparecido en la llamada ‘copa de Néstor’ de Pithicoussae, datada en el siglo VIII antes de Cristo.

Las pintadas de la antigüedad son bien parecidas a las actuales y recogen desde símbolos religiosos a obscenidades pasando por toda suerte de burlas, declaraciones amorosas, ofensas o anuncios propagandísticos, incluidos los que tienen que ver con la política o el sexo. Y, como en la actualidad, estaban en los muros y columnas de las calles pero también enestablecimientos privados como casas, tabernas, basílicas, anfiteatros o prostíbulos. Unas eran, como ahora, más elegantes que otras. Desde simples y toscas incisiones realizadas con un instrumento cortante a refinadasletras rojizas. Pasando por toda suerte de pésimas caligrafías que, sin embargo, nos han ayudado a saber cómo se pronunciaba el latín clásico.

Como ahora, los malos poetas probaban suerte en espacios públicos con versos anónimos.Entre otros lo cuenta nuestro Valerio Marcial que en un epigrama alude a un poeta que escribe sus versos donde la gente puede leerlos mientras orina.Hace unos días el Sindicato de Estudiantes convocóuna huelga para protestar por la reforma de los grados universitarios. A la mañana siguiente, las paredes de muchos institutos públicos amanecieron con unas enormes pintadas nada artísticas que nos anunciaban la fecha.

Ya sabemos de un gasto más: el de pagar, como tantas veces, a la empresa que nos librará de las pintadas. Así que hoy estoy enfadada y alineada con el dicho de Plutarco: «Nada útil o placentero está escrito en una pared». Responsable: la empresa anunciadora.
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