Profesión: facilitadores

El cambio de hábitos y el ingenio de algunos ante las crisis económicas que van surgiendo ha hecho proliferar la aparición de nuevos oficios o trabajos. Si es que se pueden considerar trabajos y por llamarle de alguna manera elegante a lo que hay quien considera una ocupación.

Hace una temporada me escribe una chavala para ver si le hago un reportaje contando su historia y su negocio en el periódico, aprovechando una actividad que iba a hacer en aquel momento para conseguir clientela. Educadamente, le contesto que muchas gracias por ponerse en contacto con nosotros y le remito a donde se gestionan los asuntos de publicidad para que le indiquen las tarifas o le hagan un presupuesto a medida.

Nunca más supe de ella ni de las actividades que pretendía llevar a cabo, que según su presentación daba para escribir una página doble ilustrando con unas cuantas fotografías o llenar media hora en radio local, ni tampoco supe nada más del tema por ningún otro medio porque creo que eran de las que venían pensando que la publicidad es por la cara.

La moza en cuestión era facilitadora. Sí, como lo está leyendo y algo parecido a lo que en Latinoamérica se considera una especie de orientador o instructor en determinadas actividades.

¿Cuáles? Pues de todo. Porque leyendo el dossier que me envió, esta facilitadora leonesa lo mismo acompaña al cliente a comprar que le da consejos sentimentales, ayuda al parto a las señoras que quieren hacerlo en casa, llama por usted a las compañías telefónicas para hacer una portabilidad o le recoge un paquete en Correos. Hace de todo previo pago por servicio; y miedo me da hasta donde llega el amplio abanico de prestaciones que se entienden por ‘servicio’.

Que la gente que se busque la vida como puede no está mal. Aunque sea de facilitador o facilitadora. Lo que ya me encaja menos es que un concejal preste a uno de los cien empleados municipales para llevar unas cajas de una empresa a una institución benéfica y envíe una nota de prensa para decir que «el consistorio facilita» sin recordar lo que tanto predican otras veces de «No dejes que tu mano izquierda sepa lo que hace la derecha». Y menos si es para vender humo.