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Problemas de estos días

06/04/2020
 Actualizado a 06/04/2020
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Otros años, en otras circunstancias distintas a las que vivimos, seguramente estuviera contándole alguna cuestión sobre la Semana Santa, le hablaría de procesiones o sacaríamos a debate costumbres de estas fechas que en León tienen tanto arraigo. Fechas que, al fin y al cabo, están en el calendario y que cada uno vive a su manera: en la cofradía, en las calles, en los bares, o viniendo al pueblo para descansar unos días del trajín de la capital.

Y precisamente eso lo saben bien donde se gestionan las cosas –me ahorraría lo de tarde y mal, pero no puedo y lo dejo ahí– pero se ofician. Se esperaba en el primer anuncio de estado de alarma que no iban a ser quince días, precisamente por los desplazamientos de Semana Santa. Y menos mal que, por muy apreciadas que sean siempre, no nos metieron en León a ocho o diez mil personas de Madrid y de otras grandes ciudades…

¿Se imagina que en la situación que tenemos vienen de procesión a los pueblos leoneses tres o cuatro mil familias de los principales focos de contagio y en lugar de ser una persona en Madrid es toda la casa en la Valdería y unos días después el virus se extiende a medio pueblo? Mejor no lo piense.

Me preguntó hace unos días un señor que hace limonada y la vende que qué hace con la producción que tenía preparada para darle salida estos días si no viene la gente de Madrid. No le voy a relatar aquí la respuesta, pero imagínesela. Tampoco le voy a contar lo que escribí en un mensaje al que estaba preocupado por tener que suspender las procesiones el año que le habían nombrado jefe de filas de su cofradía y la semana pasada aún pensó en cómo burlar el confinamiento y hacer «algo».

Es cierto que sin Semana Santa, con la gente aislada en casa y los bares y la mayor parte de los negocios cerrados tenemos un gran problema; pero la curva de contagios, los hospitales de aquella manera, la falta de material sanitario y los cementerios recibiendo gente todos los días de una manera tan desmedida como penosa y aséptica. Todo eso sí que es el verdadero problema y no el dejar de vender limonada o sacar al Cristo en procesión. Cuídese y cuide a los suyos.
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